El que crea que nacemos todos con las mismas oportunidades seguro no ve más lejos que su nariz. La desigualdad en Guatemala y en el mundo entero no es cuestión de casualidad, te explicamos nuestro punto de vista sobre la desigualdad en Guatemala.
Gracias al ideólogo y estadista Corrado Gini (1884-1965) podemos calcular la desigualdad, a través del Coeficiente de Gini. Es un número entre 0 y 1, donde 0 es la medida perfecta de igualdad y 1 la medida perfecta de desigualdad. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual. Latinoamérica no es la región más pobre del mundo, pero sí la de las más desiguales casi con estadísticas récord. Entre los 14 más desiguales a nivel global figuran Honduras (6), Colombia (7), Brasil (8), Guatemala (9), Panamá (10) y Chile (14) según datos del Banco del Mundial.
Gini consiguió medir la relación entre la proporción acumulada de los ingresos totales y la proporción acumulada de la población dándonos un factor sobre la desigualdad económica reflejada en la pobreza.
Según este indicador, en Guatemala de cada 10 personas, 8 son pobres.
Además, vemos que en nuestro país existen otras formas de desigualdad como la de género, de edad o de etnia por mencionar algunos tipos muy difíciles de calcular indicadores, pero que son una realidad.
En función del racismo se genera un pensamiento de desigualdad. Del racismo nace la idea de que un miembro de un grupo étnico es superior al miembro de otro, simplemente por pertenecer o ser descendiente de dicho grupo; esto lo vemos en todo el mundo y en Guatemala se arrastra desde la época precolombina, fortalecida por la invasión europea en los últimos siglos. Actualmente es común observar la desigualdad de oportunidades y trato social por los rasgos físicos de un grupo étnico. Frases como “no estás en tu pueblo” son utilizadas a diario para hacer explícita la diferencia entre un grupo u otro, generando pertenencia entre unos y agrediendo al otro con exclusión.
Otro impacto social de la desigualdad se refleja en la economía de un país y por lo tanto en la economía de los individuos. Esta rige su vida, lo que come, el lugar donde vive, como vive y el conocimiento que puede adquirir o compartir. En la toma de decisiones de Estado (y debería ser en general), es necesario tomar en cuenta todos sus elementos sociales. Para un tratado internacional que permita la apertura de nuestros mercados es necesario entender el impacto social que conlleva, porque si bien es posible que los índices de exportación tengan un alza, al ver lo que sucede podremos notar que la decisión solo beneficia a un grupo social pero generó muchos problemas a otros grupos que también son parte de la misma población. Un claro ejemplo es Haití con la invasión del Arroz donde la política económica de EEUU nos demuestra que no somos iguales y que debemos manejar las situaciones tomando en cuenta los aspectos sociales más profundos; Jacob Kushner nos explica en su artículo Haití pide a EEUU que deje en paz su agricultura.
Otro tipo de desigualdad que como jóvenes guatemaltecos nos afecta es la desigualdad basada en edad.
Un claro ejemplo es la recepción de propuestas sociales y la participación juvenil en la creación de políticas públicas por los adultos y adultos mayores que ocupan puestos o juegan roles políticos. Esta desigualdad se hace notoria en la resistencia al cambio de algunos adultos, basados en paradigmas de época; contrario a los jóvenes que nos adaptamos más rápido a los sucesos que generan cambio. Sobre este contexto nace una superioridad por edad que cree ser más o mejor el que tiene más edad, y tildar de tontas e inútiles las propuestas por los de menor edad. Entonces comúnmente el mayor dirige las directrices sociales, resguardando el status quo, y generando desigualdad.
Concluimos entonces que la desigualdad entre los guatemaltecos es una condición social que nos enseñan deliberadamente y que ha sido decidida por pequeños grupos con el interés de dividir a la población mayoritaria y así controlarla y manipularla para su beneficio. Sin embargo, creemos en que podemos desaprender eso que nos dicta desigualdad en el trato, en la piel, en el dinero, en la edad, en la ropa, en el tener; para darle paso a nuestra propuesta juvenil de aprender que todos somos seres iguales con los mismos derechos y obligaciones individuales y sociales. Así tendremos una mejor Guatemala para todos.
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