Isaías Morales/ Opinión/
La frase recurrente: “Los políticos son el reflejo de su sociedad”, a la vez se aplica a la de “los ciudadanos son el reflejo de su sociedad”, pues cada uno contribuye a que la misma se levante o caiga, y para ello es importante un auto examen sobre el papel que cumple cada individuo.
Ser joven lo envuelve a uno en el mundo digital, desde que sale el sol hasta que cae el mismo, pues estar al tanto de la coyuntura o interactuar con los conocidos se vuelve parte de la rutina y es válido, pero deja de serlo cuando usamos esta herramienta para realizar falacias sin aportar soluciones reales al país. ¿Cuánto aportamos cuantitativamente al darle share a una noticia que solo genera más polémica? Probablemente ayudemos a no ocultar la realidad, pero ¿cuál realidad? Si lo que tenemos es un circo mediático que pretende aislar nuestra atención de las situaciones realmente importantes.
Este año se eligieron a autoridades importantes para dirigir las principales instituciones del país, entre ellas: Fiscal General Ministerio Público, Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, entre otras. Pero probablemente hemos puesto más la mirada en el ridículo que han hecho funcionarios y políticos, por lo que hemos olvidado la esencia misma de los problemas y cómo se combate desde la raíz como país.
La interrogante más grande no es la solución o la búsqueda de un problema mayor, sino el equilibrio entre la conciencia y lo que cada ciudadano haga para evaluar si su papel es el adecuado para cambiar la realidad que tanto exige.
Todos los días y sin importar la función que se tenga como persona, trabajador, estudiante o jefe, de alguna forma nuestras acciones repercuten en los destinos, ámbitos y sectores de la sociedad. El optimismo determina el éxito de las funciones en el trabajo, en el desempeño que se tenga como estudiante o en la productividad para la organización que se dirija. Todo tendrá un fruto, sea este bueno o malo, pero lo importante es que uno se vea reflejado en aquello que se hace todos los días y así concretar las ideas que se tienen visualizadas para la sociedad.
Es fácil reclamar, exigir, manifestarse en contra del sistema o de las injusticias. Sin embargo, ¿qué hacemos para que las cosas tomen un rumbo distinto? ¿Queremos ser ese cambio que queremos ver?
Imagen – Lee Aplin