José Mariano Díaz/ Colaboración/
Indignación, enojo y molestia fue lo que se vivió la semana pasada, luego de la publicación de un video en las redes sociales sobre el desalojo violento de una vendedora informal. Un video de tan solo doce segundos causó que miles de usuarios se pronunciaran en contra de la Policía Municipal de Tránsito de Guatemala.
Es difícil contar los hechos sin haber estado presente, pero las imágenes hablan por sí solas. En el corto video se puede observar a varios agentes tirando la mercadería al suelo y llevándola a la fuerza como si se tratase de un robo, luego a un policía forcejeando a la vendedora (es difícil ver bien qué es lo que sucede en realidad, pero parece que la están lastimando), quien está grabando dice “no le vayan a hacer nada que tiene una nena, ¡hey!…”, y es interrumpido por un “EMETRA” quien lo agrede y bota su teléfono al suelo.
Me parece indignante que se den este tipo de situaciones. No importan las razones.
Si tuviera que usar una palabra para describir esta situación, sería “terrible”. Me parece terrible que las personas actúen de esta forma; terrible que tiren la venta de una señora que únicamente se está ganando la vida sin hacer daño; terrible que policías de tránsito golpeen a una menor de edad; terrible que muchos se sientan indignados y aleguen sobre el tema pero que el domingo corrieron la 21k porque “está de moda”, y olvidaron todo el asunto. Menciono esto último debido a que pasa todo el tiempo, alegamos por todo pero solo en eso se queda. Cuando suceden este tipo de cosas todos se unen para criticar, pero ese activismo de redes sociales no trasciende más allá de la web. Son pocos quienes se animan a realizar acciones concretas, para encontrar soluciones factibles a este tipo de problemáticas.
Luego del revuelo en redes sociales, la Municipalidad publicó un video (con faltas de ortografía) en el cual negaban los hechos. Además el vocero de la institución, Carlos Sandoval, explicó que el trabajo de la institución es “ordenar, no agredir”, pero el video evidencia totalmente la falta de orden y la agresión de los agentes involucrados. Independientemente de si la señora estaba en un mal lugar o si ya había sido informada, creo que no es forma de tratar a la gente.
La Municipalidad de Guatemala no debería cerrarse y negar los hechos. Pienso que deberían estar abiertos a iniciar una investigación para determinar qué fue lo que en realidad pasó, resolver dudas como ¿por qué no se mostró la orden de desalojo? Aclarar, ¿por qué se menciona que los agentes no portaban identificación? No solo cruzar los brazos y decir: “Aquí no pasó nada”, y seguir con nuestras vidas, como suele pasar todo el tiempo.