Sara Mux

Sara Mux/ Opinión/

Agosto, un mes alegórico por diversas razones en Guatemala. Una es la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas –ONU- el 23 de diciembre de 1994. Durante el Decenio Internacional de Poblaciones Indígenas del Mundo (1995-2004) se decide que este se celebre el 9 de agosto de cada año. En el año 2004 la Asamblea proclamó un Segundo Decenio Internacional  2014, bajo el título «Un decenio para la acción y la dignidad». Guatemala como Estado parte, está plenamente comprometida a fortalecer y hacer valer dicho lema.

Para ello es importante evaluar y analizar los avances realizados en cuanto a políticas públicas respecto a los Derechos Humanos, involucramiento de líderes y lideresas indígenas en espacios de decisión, respeto al desarrollo y al bien-estar de los pueblos indígenas desde sus contextos y cosmogonía; así como estos y otros temas podemos ir enlistando para evaluar el cumplimiento del lema “Un decenio para la acción y la dignidad”.

A lo largo de estos diez años podemos constatar que existen varios retos para la población indígena, principalmente porque en los territorios donde habitan la mayoría de indígenas, existen varias concesiones de exploración y explotación minera, lo cual genera un grave efecto en los habitantes cercanos principalmente en su vida emocional, física, social, ambiental y cultural.

Se les promete desarrollo cuando las empresas únicamente aportan el 8% del producto interno bruto –PIB- al país.

Asimismo, en el año 2013 se realizó un juicio por “genocidio y delitos contra los deberes de la humanidad”, sentencia que después de algunos días quedó sin efecto por parte de la Corte de Constitucionalidad; recientemente se han realizado desalojos violentos,  algunos en la comunidad en resistencia La Puya y en el departamento de Alta Verapaz donde la mayoría son indígenas. La pobreza y pobreza extrema se apoderan enormemente de Tectitán, un municipio habitado por  indígenas de Huehuetenango; el acceso a la calidad de educación y salud aun es un reto para dicha población. Todas estas situaciones denigran la dignidad humana de las poblaciones.

Sin embargo, y a pesar de los problemas mencionados anteriormente, existe en las poblaciones indígenas un alto grado de organización comunitaria, rescate de su cosmovisión y prácticas culturales, luchas constantes para poder acceder a la justicia y resistencia para poder defender su territorio. Se promueven acciones positivas para poder fortalecer su dignidad humana, se toma el reto de opinar e incidir en espacios públicos, a pesar de ser cuestionados e intimidados; generan espacios de intercambios de pensamiento e intergeneracionalidad.

Lejos de conmemorar un decenio más del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, permitámonos dar un alto y ver atrás, esto nos servirá para poder generar otro tipo de reflexiones para cambiar esta realidad desde nuestros espacios y contextos, ya que todos y todas estamos involucrados a encontrar un mejor bien-estar y convivencia para los seres que coexistimos en Guatemala.

En Imagen: Sara Mux

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