A lo largo de la historia, la sociedad guatemalteca ha sido testigo y ha tenido el ejemplo de cómo alcanzar un falso y corrupto éxito. Acontecimientos que denuncian social, política y legalmente a funcionarios y a personas que en un principio consideramos representantes de nuestras ideologías, aspiraciones y VALORES, nos hacen recordar la importancia que debe tener la inclusión de valores en nuestra formación, no solo como profesionales, sino también como personas que se desenvuelven en una misma sociedad.
Con anterioridad he dedicado análisis y opinión a la relevancia e importancia que tiene el factor ético en el desarrollo de las personas para alcanzar un verdadero éxito, pues este valor en especial orienta y motiva a actuar correctamente, que puede traducirse en actuar en beneficio propio y de los que nos rodean. Logra, además, desarrollar y fortalecer la práctica de otros valores que se derivan del mismo, tales como el servicio, empatía, solidaridad y liderazgo formando entonces a una persona capaz de lograr cualquier meta o proyecto porque su honorabilidad (reputación) le permite siempre tener el apoyo de otras personas, porque recordemos, todos necesitamos de todos.
De esta forma me gustaría, en esta oportunidad, llamar la atención de nosotros los futuros profesionales, trabajadores y adultos de Guatemala a incluir a nuestra formación la práctica de valores, para formar un pensamiento crítico capaz de abrir un espacio y lugar en la sociedad que nos permita denunciar y fundamentar nuestras opiniones y pensamientos.
Muchas veces pensamos que la percepción que otros tienen sobre nuestra forma de actuar y hacer valer nuestras ideales (no personalidad) no es importante. Sin embargo, la honorabilidad con la que los demás nos conocen, resulta ser un factor muy importante para abrir paso a oportunidades laborales y desenvolvimiento social; al mismo tiempo nos permite exigir respeto a nuestros derechos jurídicos como lo es el honor. Es por eso que ser consciente de nuestras acciones y de las consecuencias e impresiones que estas traen para los demás permite ampliar nuestra perspectiva y despierta una libertad creativa que nos permite desenvolvernos sin dificultad ante cualquier realidad, haciendo de esta forma superable cualquier situación u obstáculo; nos hace capaces también de conocer también la forma de actuar y pensar de los demás y crear un ambiente de exigencia al respeto recíproca.
Actualmente se denuncia la forma de ejercer de nuestros funcionaros judiciales, de servidores públicos que ignoran los fines bajo los cuales su ciencia y profesión se funda e inspira, como lo son la justicia, el bien común y la seguridad jurídica (fines del Derecho) y es parte de nuestras responsabilidades y derechos exigir que las personas que permitimos nos representen, en el ejercicio del poder que nos pertenece como soberanos de un Estado democrático, actúen según los valores que primero nosotros practicamos, exigir una verdadera representación.
Parte del desarrollo de una conciencia social y la exigencia de derechos cívicos es cumplir con la responsabilidad social que implica conocer y actuar conforme a los valores con los que queremos que los demás actúen. Si somos éticos en lo que hacemos y ejercemos, podemos exigir a nuestros administradores de justicia que también lo hagan.