Magda García von Hoegen/ Instituto de Estudios Humanísticos (IEH)/
Septiembre fue el mes en que vimos cristalizados los resultados de una primera etapa de trabajo creativo artístico con jóvenes de Tactic, Alta Verapaz, en el marco de investigación de la línea de comunicación estratégica del IEH. Tres meses atrás, iniciamos un proceso que parte de la corporeidad como código de comunicación y se traduce en obras en danza, teatro, música y escritura desde jóvenes que a partir de estos espacios, llevan a cabo una reflexión sobre su identidad, su contexto, sobre aquellos aspectos que aceptan o rechazan, negocian o adaptan del entorno en donde viven.
El 5 y 6 de septiembre, ellos y ellas irrumpieron en el parque central de la localidad, con presentaciones escénicas que la gente no esperaba.
A partir de esculturas vivientes, mimos, poemas y música, tomaron un espacio no acostumbrado para este tipo de expresiones, con el fin de decir a su comunidad su propuesta para generar lazos de convivencia. La iniciativa se inspiró en el planteamiento del acto poético, propuesto por Alejandro Jorodowsky y en la propuesta del “Flash mob”. Ambos, desde distintas perspectivas, tienen el objetivo de cuestionar aspectos concretos de la sociedad, presentándose en sitios inesperados, buscando provocar al público que no ha asistido a la puesta en escena de forma voluntaria, sino que son sorprendidos por ella. Aunque el “Flash mob” se ha usado con fines comerciales, originalmente se creó con fines sociales.
Se eligió el parque por varias razones. Primero, porque es el símbolo más importante de convivencia social en la comunidad, especialmente en el día de mercado, donde confluyen personas de diversa procedencia étnica y social. Segundo, porque la localidad carece de suficientes espacios destinados a las y los jóvenes, tanto para la recreación como para agrupaciones organizadas, la toma del espacio público en sí mismo, fue un mensaje para expresar la gran necesidad que existe de generar plataformas de libre expresión para la juventud.
Inmediatamente concluidas las presentaciones, se entrevistó tanto a las y los artistas, como a personas que observaron la actividad.
Es interesante notar las vivencias de quienes participaron. Una chica del grupo de música, perdió un familiar a causa de la violencia el día anterior a la presentación.
Ella pidió hablar en la entrevista y dijo que había decidido cantar porque la obra salió de las vivencias de ella y sus compañeros, de sus palabras y que eso le permitía sanar; que ella deseaba que esta canción ayudara también a sanar su comunidad.
Un participante manifestó que habían decidido con su grupo llevar a cabo una escena donde se presentaba un asalto, debido a que en el mismo parque había sido encañonado y asaltado. Ellos deseaban manifestar en el mismo lugar de los hechos, su repudio contra la violencia que se vive cotidianamente.
Por otra parte, expresaron su satisfacción de haber vencido el miedo de plantarse frente a un grupo de gente y decir abiertamente lo que rechazan en su entorno, junto con lo que desean construir, hubo alegría y cohesión de grupo, el interés también de apoyar a las y los otros compañeros.
Las reacciones de quienes observaban fueron diversas, desde quienes a pesar de haber presenciado las puestas en escena, negaban haber estado allí para no decir lo que pensaban, pasando por las señoras que en silencio miraban, pero fueron aglomerándose para ver lo que sucedía. Ellas con su silencio, demostraron respeto por lo que se presentaba.
Estuvieron presentes policías de la municipalidad, quienes colaboraron para que en ese momento no pasaran carros, llegaron los vendedores de helados, se acercaron niños y niñas. También hubo personas que compartieron sus reacciones, como el señor que lustra los zapatos y dijo que era importante que se dieran este tipo de actividades donde la juventud transmitía mensajes claros y contundentes, que es necesario construir espacios de expresión para jóvenes, donde se les brinde una opción para divertirse sanamente. Hubo personas que creyeron que esto se iba a dar todos los días, expresaron que deseaban asistir.
Por otra parte, hubo gente que no comprendía y decía que “esas maestras haraganas (usaron la otra palabra) deberían estar dando clases en lugar de llevar a los patojos al parque”.
Lo más importante de todo esto, fue iniciar un movimiento, encender un dispositivo para mover reacciones; tanto entre quienes hicieron las puestas en escena, como en quienes observaban, romper la inercia de las cosas y los hechos, para generar opinión.
Ese es el sentido verdadero de apropiarse del espacio público. Esto movió autoridades educativas, quienes han dado todo su apoyo para el proceso creativo y contactaron autoridades municipales para que los eventos se pudieran llevar a cabo. Se hizo un movimiento transformando la rutina cotidiana en el día de mercado; se generaron pequeñas transformaciones en las y los nuevos artistas y en el público.
El acto poético realizado es efímero, inesperado, en una circunstancia y lugar donde lo artístico no se da. Podría pensarse que así de efímeros pueden ser los resultados, pero esto es parte de un proceso estratégico, una semilla para establecer continuidades, seguimiento y sobre todo, acciones transformadoras.
Imágenes: IEH