Mucho nos han hablado de lo necesario que resulta formar y fortalecer nuestro pensamiento crítico, sobre todo, durante nuestra formación y preparación como profesionales y jóvenes ciudadanos, que poco a poco se van adentrando e involucrando en temas de relevancia para toda una sociedad, que intenta organizarse, plasmar y defender cierta y determinada forma de gobierno y sistema; pero todo, con una intención limitada, excluyente e interesada de encasillar cada decisión en una determinada ideología, en un grupo y de establecer a qué lado o perspectiva pertenecemos o decimos sentirnos identificados, ignorando precisamente lo que define y significa tener un pensamiento crítico.

Limitar el objetivo del mismo pensamiento crítico a “ saber criticar o examinar las diferentes posturas que se ofrecen o presentan, para decidir de qué lado estar” no es más que una forma vaga, desde y bajo el punto de vista realista que evidencia que los jóvenes son parte de algo, sin saber muy bien el por qué, ni tener los argumentos necesarios para justificarse; de asegurar el apoyo y defensa por parte de la misma juventud, a una determinada causa; no porque su discernimiento y habilidad crítica los inspire y motive a tal cosa, sino que por el contrario, la misma presión social y política los hace sentirse vulnerables al no pertenecer y mostrar fidelidad a un grupo, idea, partido, postura o de forma general, un lado al cual mostrarle fidelidad.

Todo inicia con la comprensión del significado del pensamiento crítico y una mente abierta y dispuesta

De este modo, se desestima el valor que adquiere el fortalecimiento crítico, pues si bien se recuerda, este se define según Oscar Castillero Mimenza, en su artículo ¿Qué es el pensamiento crítico y cómo desarrollarlo? como:

“la capacidad manifestada por el ser humano para analizar y evaluar la información existente respecto a un tema determinado, intentando esclarecer la veracidad de dicha información y alcanzar una idea justificada al respecto, ignorando posibles sesgos externos” por medio del razonamiento, atención y valorización a la reflexión, a la lógica.

 

Con la intención de identificar posturas que no están lo suficientemente argumentadas; la capacidad de cuestionar y reconocer que las opiniones y análisis son expuestos y generados por la mente humana, revalidando la realidad que ninguna postura es absoluta, verdadera o sesgada.

El ser humano entonces, con su necesidad de ser parte de su sociedad y con la capacidad de razonar y ser consciente del contexto que le rodea, crear, plantear sus pensamientos y argumentos que defiendan su propia postura; una postura formulada, no por presión a encajar o interés social y político, sino porque esta atiende a nuestros valores, aspiraciones ideologías, cultura y forma de vida.

El pensamiento crítico como factor esencial de la formulación de postulados

Muchas veces no nos damos cuenta del impacto que puede tener el exteriorizar una postura, tanto en nuestra vida, como en la vida de los demás, pues es siempre preciso recordar que nos desenvolvemos en sociedad y que nuestras decisiones y acciones influyen, perjudican o benefician a las demás personas y como parte y práctica de la responsabilidad social que debe incidir en nosotros; la formación y fortalecimiento de nuestro pensamiento crítico, debe estar orientado a decidir según nuestro propio análisis, razonamiento, opinión, discernimiento e ideologías, que nos ayudan a determinar una postura como propia y correcta. El pensamiento es una herramienta del ser humano, para defenderse de manipulaciones y sesgos de información u otras posturas.

El pensamiento crítico debería, además, inspirarnos a plantear ideas nuevas, no limitarnos a seguir considerando como única opción las ideas y planteamientos que predeterminadamente la sociedad nos ofrece; tampoco llegando al extremo de rechazarlas, sino que al contrario, aceptar, analizar y aprender de la variedad de ideas y posturas creadas y las que podemos llegar a crear.

 

 

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