trapo sucio

Levi Mejía/ INTRAPAZ/

Hablar de violencias en el área laboral implica hablar de todos los lugares en donde se haga necesaria la contratación de personal, la cual se manifiesta de diversas formas, cada una de ellas importante analizar.

La violencia en el trabajo se puede reflejar en la sobrecarga de trabajo.  ¿Recuerdan los abusos de los cuales fueron víctimas los trabajadores de las empresas textiles mejor conocidas como maquilas? En los años noventa fueron fuentes de trabajo masivo, como masivas fueron también las denuncias que se presentaron al Ministerio de Trabajo derivado de malos tratos por parte de los encargados y dueños, en su mayoría de origen coreano. En algunos casos se llegó a demostrar que hubo maltrato físico y psicológico como represalia a la poca productividad de los trabajadores. A pesar de las numerosas denuncias, pocas veces se ganaban casos debido a la debilidad del sistema de justicia, falta de voluntad y corrupción.

El movimiento textil de aquellos años se puede comparar con los actuales call center, empresas que han logrado crear oportunidades de trabajo para jóvenes.

Los call centers también han sido causantes de denuncias sobre constantes abusos cometidos contra sus trabajadores. Casos en los cuales los empleados trabajan bajo mucha presión, al extremo de tomarles tiempo para ir al baño.

La violencia laboral también puede reflejarse en las condiciones que los empleados encuentran en sus lugares de trabajo.  Muchas veces  los clasificados de trabajo ofrecen un sinfín de oportunidades, con los mejores ambientes y la mejor paga. Cuando el trabajador se presenta, el lugar no cuenta con las condiciones mínimas de trabajo, no se paga lo acordado (el pago será el resultado de tus ventas), no hay sueldo base. De acuerdo a las políticas de imagen empresarial, muchos trabajos obligan el uso de uniformes, sin respetar diferencias culturales.  Estos tipos de violencia pasan en su mayoría desapercibidos y no se les brinda la atención necesaria,  no únicamente debido que no se identifican como tal sino también por la necesidad de conservar el trabajo.

Una de las formas más comunes de evidenciar la violencia en los trabajos son los abusos de poder o autoridad. “El jefe se aprovecha de su posición”, una frase común que es el reflejo de un tipo de violencia laboral.  Sin embargo, la reflexión también debe ir en aquellos casos donde nosotros mismos, encontrándonos en una situación similar, podemos llegar a reproducir ese tipo de actitudes. 

Los trabajadores de servicio (mensajeros, conserjes, jardineros, guardias de seguridad o personas que sirven el café) son en su mayoría de casos, personas que reciben un trato denigrante por parte de otros que derivado a su posición de poder, aprovechan los serivicos que estas personas prestan.

Responder un saludo es una sencilla muestra de respeto hacia cualquier tipo de trabajador.

Los despidos indirectos también son violencia.  Estos responden a actitudes de la institución empleadora en la cual llegan a desesperar a la gente para que ellos mismos renuncien. Por ejemplo, cambiar a una persona de turno matutino a nocturno abruptamente sin importar las dificultades que esto representa, traslados de personal a lugares lejanos, debiendo atravesar la ciudad para poder llegar al trabajo; o inclusive solicitar una cantidad excesiva de trabajo en un tiempo muy corto, sabiendo de antemano la imposibilidad de realizarlo.  Estas prácticas terminan cansando a las personas, llevándolas a la renuncia.

En ocasiones pequeñas bromas que para muchos pueden pasar desapercibidas, también son un tipo de violencia laboral.  ¿Personas que se aprovechan de su antigüedad sobre los de recién ingreso?  Empleados que hacen quedar mal al recién llegado con bromas o actitudes abusivas, porque “la antigüedad se respeta”. Como empleado nuevo, en muchos casos se percibe la idea que no es posible aspirar a mejores puestos antes que los trabajadores antiguos, no se permite ningún tipo de mejora salarial antes que a ellos, a pesar de que el trabajador de reciente ingreso posea mejores habilidades para el cargo. Este tipo de gente es la que se encarga de bautizar a los recién llegados con sobrenombres, burlándose de cualquier cosa, incluso de sus discapacidades; es lo que en el ámbito laboral se conoce como mobbing.

La violencia que más daño le hace a nuestra sociedad es el acoso sexual, el cual afecta en su mayoría a las mujeres, aunque no solo ellas son las que sufren de este tipo de violencia.

También existen hombres que ya se han pronunciado con denuncias de este tipo. Se ha comprobado que si existe un nivel  de autoridad sobre la persona violentada, es más fácil lograr el objetivo, si se intimida haciéndole pensar que su puesto está en riesgo si no está dispuesto a colaborar. No es únicamente cómo se dirige a la persona, también se afecta con las miradas. Son situaciones incómodas para la persona que sabe que si no hace un gesto de aceptación hacia estas acciones, puede quedar relegada de su cargo actual.

Lo adecuado en este caso y en todos los tipos de violencia mencionados, es hacer un alto, analizar las situaciones que suceden cotidianamente en nuestros espacios de trabajo, y si luego de analizarlos se concluye que existe violencia en el mismo, pronunciarse y denunciarla.  Nunca es positivo utilizar la violencia para contrarrestar la misma.  Existen instancias dentro de las empresas que se encargan de este tipo de casos y hay que acudir a ellas para no ser parte de un ciclo vicioso que nos podría marcar la vida para siempre.

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