Agrupaciones Abril 1

/ Red Landivariana de Asociaciones – RLA- /

Hace algunas semanas Guatemala se encontraba celebrando las fiestas de pascua. La población se involucra en esta fiesta religiosa/cultural de diversas maneras. Algunos participan en actividades que permiten renovar o hacer crecer su fe como las procesiones y alfombras; mientras otros prefieren tomar un merecido descanso en diversos lugares turísticos como “el puerto”. Todos los guatemaltecos disfrutan a su manera este pequeño receso de la vida cotidiana y los devotos reafirman su fe católica.

Sin embargo, como es costumbre, año tras año, la cantidad de basura que ensucia nuestras calles, avenidas y paisajes turísticos se hace notoria una vez más. Alguno de nosotros, posterior a realizar cualquier actividad o ingerir un alimento ¿depositamos los residuos en el lugar adecuado? Probablemente la respuesta a esta incógnita sea no… Pero una vez más se ha cuestionado a qué se debe la mala cultura de los guatemaltecos respecto a la basura.

La mala cultura, como se menciona anteriormente, respecto a la basura no se observa únicamente en Semana Santa. Esta costumbre se observa día a día en las calles de nuestro país, y muchos de nosotros formamos parte de la gran mayoría que ayuda a contaminar Guatemala.

Algo tan sencillo como tirar una bolsa vacía de algún alimento por la ventana puede crear grandes repercusiones, como tapar los tragantes y desagües, e inclusive crear basureros clandestinos que proliferan en diferentes puntos de la ciudad.

En abril del año en curso, la Municipalidad de Guatemala lanzó un pequeño video en su página virtual Muniguate.com, en donde expone como repercute la mala cultura de la basura en el bienestar de todos los guatemaltecos. El año pasado, en la época lluviosa se reportaron más de 10 inundaciones sólo en la ciudad capital, debido a la acumulación de basura en los desagües del país, evitando que estos puedan absorber el agua de lluvia.

Un ejemplo más reciente sobre este problema se observa en la reciente manifestación realizada por maestros, la cual tomó lugar el lunes 4 de abril del año en curso, ocupando las calles de nuestro país. Luego de que los educadores transitaran por las calles se observaron cantidades grandes de basura sobre el pavimento y diferentes puntos de la ciudad, así como en la Plaza de la Constitución, que según comentaron algunos vecinos del área “terminó hecho un basurero”.

Esta cultura también es evidente en nuestra universidad. En muchas ocasiones, sobre todo en los recesos y hora de almuerzo, la cafetería y áreas verdes son tomadas por los estudiantes, educadores, colaboradores y visitantes para convivir un momento de calma y disfrutar de los alimentos. Sin embargo, posterior a ello se observa cúmulos de basura como bolsas, papeles, servilletas, incluso porciones de comida en las mesas o áreas de la universidad, a pesar de tener a cortos pasos los basureros adecuados.

Pero, alguna vez nos hemos cuestionado ¿a qué se debe esta mala costumbre de los Guatemaltecos?. La respuesta repara en la falta de educación ambiental y de cultura con la que muchos de nosotros no contamos. Esto último nos lleva a una serie de incógnitas igual de importantes como ¿dónde radica esta falta de conocimiento? ¿En los centros educativos? ¿En los padres? Todo en sí es un ciclo, la falta de conocimiento de una persona adulta perjudica también en la educación de un niño. Y, ¿porque los padres actúan de cierta manera? Esto  puede ser una consecuencia de la educación que ellos recibieron de sus padres años atrás, lo que nos puede llevar a reflexionar sobre la historia de nuestra cultura.

Los establecimientos educativos se mantienen al margen de esta problemática, esto a pesar de que el curriculum nacional base se los demanda. Por lo mismo, se perpetúa este ciclo vicioso que acentúa la mala costumbre y mala educación.

Otro de los errores que se puede observar en las instituciones educativas, es la falta de un programa o curso que permita a los más pequeños culturizarse acerca de lo que es la basura y cómo esta perjudica no solo el medio ambiente, sino también a los humanos. La Municipalidad de Guatemala cuenta actualmente con una división responsable del medio ambiente, la cual posee diversos programas de educación ambiental; estos se imparten en instituciones, centros educativos, empresas, e incluso se acercan a comunidades para instruir a los habitantes de diversas zonas sobre el manejo adecuado de sus desechos. Sin embargo, no involucra a otros actores a sumar esfuerzos en el marco de políticas públicas, lo cual puede describirse como una debilidad en la gestión municipal.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer nosotros al respecto? Bueno, ya que muchos medios de comunicación mencionan constantemente esta problemática, es nuestra responsabilidad informarnos acerca de ello para actuar al respecto. Acciones tan pequeñas como guardar la basura en nuestros bolsillos hasta encontrar un lugar adecuado para depositarla, pueden crear grandes cambios. Además, está en nosotros replicar estas acciones para crear un efecto “cadena” y así transmitir este mensaje, y que otros también lo transmitan.

La contaminación ambiental causada por los desechos sólidos, comúnmente llamada basura, se debe principalmente por la mala cultura o costumbres que inciden en la educación de los guatemaltecos; es evidente en el hogar, las calles, establecimientos educativos, parques, entre otros lugares públicos. Los causantes de este problema se observan en los padres, niños, abuelos y demás de forma intergeneracional. Los efectos del mal manejo de los desechos van desde la obstrucción de desagües hasta repercusiones en la salud pública, pasando por la destrucción de paisajes, contaminación de fuentes de agua, etc. Es prioritario y urgente que como ciudadanos guatemaltecos y estudiantes impulsemos acciones para incidir en el fortalecimiento de competencias en cada individuo que garantice mejores hábitos para el manejo de la basura.

Conociendo la misión y visión Landivariana, se propone impulsar acciones educativas y proyectos interaulas que gestionen nuevos hábitos para el buen manejo de los desechos sólidos y que estos tomen lugar dentro y fuera de la universidad. Propuestas como: inculcar e informar a la población sobre las medidas adecuadas para la disposición de la basura, o bien comunicar los efectos y repercusiones de la misma así como educar sobre nuevos hábitos que propicien iniciativas que marquen las pautas de cómo abordar este problema en otros ámbitos.

Es nuestra responsabilidad individual y colectiva sumar esfuerzos para generar cambios, estructurales y sistémicos en la población para abordar la problemática.

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“La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo…”

-Carta Encíclica Laudato Si, Papa Francisco XVI.

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