Parece que la maldición del sometimiento ideológico, servil, militante de hace más de 500 años no descansa por impedir mantener a esta tierra en paz y donde haya una vida digna. Y es este el escenario que se ha vivido en los primeros días de septiembre de 2018.
Un país que tiene muy pocas posibilidades de seguir progresando, cuando quienes lo dirigen, se mueven al son de quienes les proveen, no para quienes hay que cumplir con las responsabilidades que dictan tratados, constitución y códigos. En pocas palabras, para su propio bolsillo. Uno de cientos de ejemplos es que en este país, es que existen casos en los cuales, los acusados, poseen contactos de las mismas redes corruptas o tiene el poder adquisitivo para agilizar su libertad, lo hacen burlándose de la justicia y de la sociedad. Mientras tanto, líderes comunitarios que están exigiendo LIBERTAD por defender un río, una montaña o bosque, pero ellos no importan, ellos que sigan presos.
El poder en este país no dejará de medirse por lo que quiere cuidar, sino por lo que quiere tener. Un ejemplo más, es lo que voy a mencionar y dirás: “esto ya lo he leído una y otra vez”, pero cada vez que veo niñas embarazadas me recuerda que es ese pueblo, que desde el centro, cierto grupos no se tocan la conciencia al decir que son los “sufridos”.
Olvidando que es por la mayoría de mayas del occidente que comemos más de dos millones de guatemaltecos que estamos en el centro, además que mueven la economía de este país abasteciendo mercados cantonales, supermercados y centros de mayoreo, entonces ¿por qué callar? cuando lo que se busca es el despertar de nuestras conciencias y no olvidar que gracias a que muchos de ellos que se han entregado al campo, tenemos lo que tenemos hoy. Lo menos que hacemos es apoyarlos y más bien, en ocasiones, solo los victimizamos, mas no valoramos lo que hay de tras de quienes hacen posible llevarnos una tortilla y un plato con verduras a la mesa.
Desgraciadamente a estas alturas esto parece no ser un tema de trascendencia, la crisis política parece serlo cuando esto es un cuento de nunca acabar. Mientras tanto el hambre, la pobreza la devastación de ríos y montañas no para, porque en la ciudad los “civilizados” están tan atareados viendo en como acaban con lo poco pedazos que le quedan a este país.
Masat Cha’yoj/Tiknaoj