– María José Arriola
No voy a dormir hoy,
no puedo:
cargo conmigo la sangre de mi pueblo.
Aunque esté lejos,
aún llevo sus gritos, sus lágrimas,
sus latidos adentro.
Sufro por mi pueblo,
reprimido y burlado,
por décadas,
por siglos.
Derramo con mis lágrimas la sangre
de los que mueren de hambre,
de aquellos a los que les falló la justicia,
de los que trabajan día a día honradamente,
y de aquellas almas de fuego
que marchan en las calles,
en busca de ver la primavera prometida
de un país que llora sangre en un invierno eterno.
Cargo conmigo la sangre de mi pueblo,
no solo hoy, sino para siempre:
en cada día, con cada paso.
Forma parte de mi presente,
y en mis manos está su futuro pendiente:
en cada acción, con cada respiro.
Que quede presente la lucha,
que nunca se apague en mí la voz de mi pueblo.