De entre las muchas cosas que damos por sentadas en nuestra vida, hay una que probablemente estará entre el Top 5 de la lista, especialmente si nunca nos ha hecho falta: el agua. Después de la terrible batalla diaria por levantarnos de la cama, lo que viene después, sin importar su orden, implica interactuar con el agua: ir al baño, ducharse, lavarse los dientes, lavar platos, regar plantas, etcétera, etcétera, etcétera. El día que “se va el agua” en las casas, la rutina de las mañanas se vuelve complicada y caótica.
¿Cómo llega y cómo sale el agua de nuestras casas? Vamos a ser simples. Llega limpia y sale sucia. Lo asombroso es que no siempre estamos conscientes de ello, especialmente lo que pasa con esa agua sucia que sale de nuestras casas: a dónde llega o si en algún momento se limpia.
¿Cómo llega el agua?
La idea más lógica para obtener agua es a través de los ríos. Los ríos, también llamados aguas superficiales, son buenas fuentes de abastecimiento de agua, a no ser que estén contaminados. Si estuvieran totalmente limpios, la idea sería que a través de un sistema de tuberías, el agua del río -que fluye constantemente y se recarga por las lluvias- llegara a nuestras casas. Pero esto no sucede así. El agua de los ríos está muy contaminada y por eso hay que tratarla para convertirla en potable.
Este artículo abordará el tema de los municipios del área metropolitana de Guatemala (la Ciudad de Guatemala y otros del departamento del mismo nombre). Dicha área es atravesada, entre otros, por dos ríos principales: Las Vacas y Villalobos, y a decir verdad, no sabríamos decir cuál de los dos está más contaminado que el otro (Fotorreportaje Contaminación en río Las Vacas y río Villalobos). La contaminación de estos ríos es causada en gran medida, por la forma en que el agua “sale” de las casas, negocios e industrias, tema que abordaremos más adelante.
Hay dos grandes vías por las cuales una vivienda se puede abastecer de agua: por servicio municipal o pozos privados y/o propios. Iniciemos por el servicio municipal, quien toma agua de los ríos para convertirla en agua potable y hacer que llegue a muchas de las casas, colonias y barrios de su municipio. En el caso de la ciudad de Guatemala, este servicio lo presta EMPAGUA y actualmente tiene cuatro plantas para potabilizar el agua para consumo: Lo de Coy, Santa Luisa, El Cambray y Las Ilusiones.
Es decir, el agua (¡contaminada!) va del río a la planta de tratamiento y de la planta de tratamiento a las casas. Las plantas de tratamiento garantizan el tratamiento del agua para que esta llegue potable.
Sin embargo, resulta que el agua ya no es suficiente para abastecer a todos los vecinos, por lo que una segunda manera de abastecerse son los pozos o también llamados agua subterránea. Así, por ejemplo, EMPAGUA no logra abastecer a toda la ciudad de Guatemala con agua de los ríos, así que perfora pozos y en ocasiones (20%), compra agua de empresas privadas, que a través de pozos propios, extraen el recurso. El agua que está acumulada debajo de la tierra no está contaminada y ese es un plus de obtener el agua por esa vía.
Los pozos son el proceso más común de obtener actualmente el agua. El 91% de los municipios del departamento de Guatemala extraen su agua de fuentes subterráneas, de acuerdo a un estudio del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar. Es decir, en el departamento de Guatemala, el agua que llega a las casas y negocios es extraída cada vez más por pozos subterráneos que por ríos.
Hasta allí no habría ningún problema evidente sobre cómo el agua llega a los hogares y negocios del área metropolitana. Sin embargo, existe un riesgo al estar proliferando la cantidad de pozos que existen en el área, porque las llamadas aguas subtérraneas, son las de más difícil recarga, es decir, son las que más tiempo tardas en llegar allí, después de un largo proceso de infiltración de la lluvia a la tierra. Se ha demostrado que en el área metropolitana se está extrayendo más agua subterránea de la que esta es posible de recargar o refillear. Esto quiere decir que en algún momento esta agua se puede agotar. Para el caso de la Municipalidad de Guatemala, esta no cuenta con un registro o inventario de cuántos pozos existen en el el municipio ni cuánta agua se está extrayendo de estos, de acuerdo a EMPAGUA no esto no se encuentra dentro de sus competencias, y el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, que sería el ministerio competente de tener estos datos, tampoco lo tiene.
La falta de una normativa que regule el tema del agua hace más difícil que las entidades públicas asuman este tema como propio (5 razones para una Ley de Aguas). Mientras tanto, los habitantes continuamos succionando el agua de nuestras fuentes subterráneas, sin nadie que nos diga nada sobre por qué y cómo regularlo.
¿Cómo sale el agua?
Si el agua llega limpia a las casas, gracias a los pozos o plantas de tratamiento de agua potable, sale cada vez más sucia y contaminada. El agua es utilizada para lavar platos, bañarse, defecar, realizar procesos industriales, entre otros, y por lo mismo cuando sale de las casas, sale sucia. Para el caso de los negocios e industrias, muchas veces el agua sale con detergentes y químicos industriales en grandes cantidades. Estas aguas salen y regresan a los ríos, los cuales muchas veces ya están contaminados por otros factores, como el caso del río Chinautla, el cual pasa por el relleno sanitario de la zona 3 capitalina y arrastra una gran cantidad de basura y desechos sólidos.
Hay dos grandes vías por los que sale el agua que entra a las casas y negocios: por el sistema de drenajes municipales o a través de plantas de tratamiento de aguas residuales. En ambos casos, el agua regresa a los ríos. En el primer caso sin ningún tratamiento y en el segundo, con un tratamiento que aunque no la regrese potable, sí la hace mucho más limpia y no contaminada.
El problema es que, así como nadie se está encargando de llevar un control de la cantidad de pozos que existen en el país, hay muy pocos preocupándose por limpiar o “tratar” el agua que sale, llamada así agua residual. Las municipalidades están obligadas de construir plantas de tratamiento para el agua residual de sus municipios, de acuerdo con el Acuerdo Gubernativo 236-2006 (el MARN dio plazo para la construcción de estas en mayo de 2019) pero muy pocas lo implementan. Muchas municipalidades están actualmente realizando los estudios pertinentes para la evaluación y construcción de sus plantas de tratamiento.
Una visión estratégica de la gestión del agua podría permitir a las municipalidades contabilizar los pozos y plantas de tratamiento a través, por ejemplo, de las solicitudes y licencias de construcción que se otorgan, en las cuales a los grandes proyectos, les solicitan gestionar su propia infraestructura de abastecimiento y tratamiento de aguas residuales. El MARN debería ser la entidad estatal liderando el tema de la gestión del agua en el país y trabajando en conjunto con las municipalidades. Sin embargo, su ausencia en estos temas es evidente. Mientras el país no regule la forma de gestionar el agua en todo el país, en nuestras casas el agua seguirá entrando limpia y saliendo sucia, sin ningún proceso que regule las fuentes de extracción – para la llegada- y el tratamiento del agua residual -para la salida-.