Luis Arturo Palmieri / Opinión
El tema de la libertad de expresión y sus derivados – libertad de acceso a la información, la actividad de los medios de comunicación, entre otros,- han cobrado mucha vigencia en los últimos años. Alrededor de todo el mundo, han habido ataques y limitaciones a esta libertad fundamental. En Ecuador se promulgó la famosa “Ley Mordaza,” aplicándo la primer sanción de dicha ley, en febrero de 2014. En la Guyana francesa se condenó a 9 meses de prisión a la excandidata del partido Frente Nacional, por publicar en su perfil de Facebook, una comparación de la Ministra de Justicia francesa con un mono. Asimismo, una bloguera fue demandada y posteriormente condenada en Francia por haber criticado un restaurante en la entrada de su blog . En Argentina, una modelo demandó a Google porque el buscador asociaba fotografías de ella con otras de contenido pornográfico y erótico. En primera instancia, se condenó a Google a pagarle a la modelo en concepto de daños y perjuicios, la cantidad de $100.000 y a Yahoo $20.000; afortunadamente, la Corte Suprema de Justicia revocó esta decisión argumentando que los buscadores no son responsables del contenido que estos alberguen.
El año pasado en Guatemala el diario elPeriódico, dio a conocer acusaciones relativas al espionaje gubernamental, noticia que llego incluso a publicarse en el New York Times. También se produjo un caos por el uso de la aplicación “Secret,” mediante la cual se podían subir mensajes y fotografías de manera anónima, cuyo resultado fue la destrucción de la privacidad y reputación de muchas personas (especialmente mujeres adolescentes). Asimismo, se dieron múltiples juicios de imprenta en contra de periodistas guatemaltecos que tienen columnas de opinión, entre ellos el caso de Mario Polanco contra Ricardo Méndez-Ruiz. Y por último, no olvidemos también las demandas penales que promovieron el Presidente Otto Pérez Molina y la Vicepresidenta Roxanna Baldetti, que pretendían censurar las expresiones en contra de José Rubén Zamora, en el periódico que preside.
Estrenamos año, y en lo que va del 2015 empezaron las noticias que se relacionan con el tema. En Turquía, nuevamente, se trató de limitar la libertad de expresión por medio de intimidaciones (consistentes en demandas por difamación), de parte altos funcionarios del gobierno contra caricaturistas que hacen dibujos de sátira política .
Sin duda alguna, la noticia que consterna actualmente a muchas personas y que es la portada en todos los diarios importantes del mundo, es la que se produjo el 7 de enero último en París. Un ataque terrorista en la sede de Charlie Hebdo, una revista francesa que publica sátiras. En el lugar, murieron 12 personas –entre ellos 4 prominentes caricaturistas de la revista y dos agentes de policía. Se presume que los atacantes, fueron islamistas porque la revista publicaba contenido satirizando a Mahoma, profeta árabe fundador de la religión musulmana. Este ataque es, evidentemente, un violación a la libertad de expresión llevado hasta lo más extremo posible. Sin embargo, hoy se llegó al absurdo. Con antelación, la revista ya había recibido amenazas y otro tipo de ataques por el contenido polémico de sus ediciones, o sea, desde hacía tiempo que se trataba de coartar este derecho.
Es cierto que asusta el constante abuso y los múltiples intentos de restringir esta libertad -a veces optando por medios tan drásticos como al que llegaron hoy los islamistas en Francia,- tanto en Guatemala como en el resto del mundo. Aquí, desde la trinchera de mi escritorio, les comunico mi respeto, admiración y apoyo a todas aquellas personas que ejercen en las distintas maneras posibles, las nobles profesiones que tienen como finalidad el de informar, comunicar y expresar. Esta libertad, es el corazón de la democracia y es solo a través de su ejercicio que llegaremos a perfeccionar nuestra vida ciudadana. Hoy más que nunca debemos unirnos y luchar por nuestra libertad.