Nuestro fútbol no es el mejor del mundo, uno puede ir a los estadios y ver a la afición apoyando a su equipo, se logra ver a cada uno de los jugadores esforzándose al máximo con tal de ganar cada partido y al final ganar un ansiado trofeo. Pero la palabra ‘esforzarse’ en nuestro país se ha convertido poco a poco en un mito que llega a afectar a nuestro amado fútbol guatemalteco. Y es que los casos de poco esfuerzo relacionados a la corrupción son manchas grandes e imborrables que han perdurado en nuestra historia, manchas que después de 30 años se siguen recordando y dejan mal posicionado a nuestra nación no solo en lo deportivo, si no como un país que en donde lo que más importa es el beneficio de uno.
Es así como el torneo de fútbol 1985 es introducido, como uno de los casos más nefastos y vergonzosos de nuestro país. CSD Municipal, uno de los equipos más famosos de nuestro país, no se encontraba en sus mejores momentos durante el presente torneo, perder en la última jornada significaría el descenso de categoría, lo que se miraría con burla por todo el país. Fue así como el equipo escarlata arregló un partido con el Club Zacapa, que era otro equipo en peligro de descender, para que ambas partes salieran beneficiadas. El resultado fue un ridículo y absurdo encuentro en donde ambos equipos cumplieron su parte, pero la gente, los árbitros y los altos funcionarios de la liga no dejaron pasar por visto, la enorme y evidente falta de esfuerzo de ambas escuadras. Un acto que sin tener que pensarlo mucho, tenía un trasfondo que no se dejaría como anécdota. La Liga Nacional de Fútbol hizo su averiguación y lo que encontró fue más que suficiente para demostrar actos indebidos entre ambas escuadras para poder salvarse de pasar un momento gris en su historia, sin imaginarse que ese gris se transformaría en un pasado oscuro.
CSD Municipal y el Club Zacapa fueron descendidos de forma inmediata después de encontrar evidencia de amaño y corrupción por ambas partes. Una mancha que no se quitaría, pero gracias a la desesperación del conjunto escarlata y por su insistencia de seguir en el mayor circuito del país, llevo esto a un grado tan grande que el caso llegó a la corte de Justicia. Ahí, los jueces le quitarían el castigo a Municipal y solo les darían una multa por violar las reglas de la Liga. Años después saldría a la luz que la mayoría de los jueces eran aficionados de dicho equipo, por lo que buscaron su propio beneficio y decidieron no castigar severamente al conjunto capitalino.

Un momento muy oscuro para nuestro país, esto afectó a niveles nacionales e internacionales la credibilidad de nuestra liga, dejo al fútbol guatemalteco como un chiste, algo que hasta el día de hoy sigue persiguiéndonos, atormentandonos, y demuestra que la corrupción en este país, es la más grande enfermedad que vivimos en el día al día.
En la opinión de un aficionado a este deporte, es una tristeza como es que pasan los años y seguimos siendo víctimas de una enfermedad que nosotros mismos causamos, nuestra liga de fútbol cada vez más se va hundiendo y no llega a estar a la altura de las ligas vecinas. No crecemos, porque queremos ser chicos; no evolucionamos porque queremos seguir como estamos; no buscamos lo mejor para nuestro deporte, porque buscamos más la felicidad monetaria que una satisfacción que pueda llevar a nuestro país a sobresalir. Si no cambiamos nuestra forma de pensar, sucederán más episodios de tristeza en nuestro fútbol; si nos estancamos, entonces no seremos mejores personas.