Preguntamos a jóvenes de diferentes municipios, una misma pregunta. Queríamos saber qué pensaban en diferentes puntos del país, sobre cuál era el lugar de los jóvenes hoy en su contexto inmediato, pero también a nivel nacional. La siguiente respuesta nos viene del municipio de Totonicapán, mientras esperamos la respuesta de Retalhuleu.
Claudia Tax/Totonicapán, Totonicapán/Programa Liderazgo Joven
Totonicapán es poblado en su mayoría por gente joven que se enfrenta a un sistema organizativo diferente, pues en un extremo tiene una organización comunitaria ancestral que debería funcionar tan exacta como un reloj, cabal como una balanza, justa como era en sus inicios donde nadie buscaba fines personales, sino más bien se luchaba por el bien común. Y en el otro extremo el sistema estatal, el cual ha sido criticado por muchos pues es casi inexplicable, ¿cómo los mismos pueden seguir gobernado? Personas inescrupulosas que han comprado la voluntad de las personas más humildes del área rural y ofrecen un sinfín de oportunidades a las personas del área urbana, solo por seguir perpetuándose en el poder.
Si es difícil el simple hecho de ser joven y enfrentar los cambios que esta nueva etapa conlleva, es aún más difícil ser joven y tener un espacio de participación real en el ámbito político.
Bombardeados además, por distractores que nos alejan de la verdad, que nos convierten en consumistas empedernidos, y que hacen que perdamos nuestra identidad. Serviles y a merced de los mismos manipuladores de siempre solo por tener una oportunidad, hemos vendidos nuestra dignidad, nos conformamos con las migajas y simplemente somos objetos políticos, usados por todos, reconocidos por nadie. Nuestra juventud la malgastamos pintando piedras, llantas y paredes, en espera de un puesto de trabajo o una oportunidad de salir de la decadencia en la que vivimos. Y sin olvidar que gracias a la sociedad machista, la participación de las mujeres es mínima.
Ser joven es casi un delito y nuestro accionar político, nulo. Pues o no nos interesa o nos conformamos con la situación en la que vivimos, actitudes que aunadas a la falta de interés de los adultos de darnos espacios reales en los que participemos, hacen que los jóvenes y aún más nosotras las mujeres jóvenes, seamos invisibles en la vida política municipal, lo que se replica a nivel departamental, regional y nacional. Pero no todo es malo, al final del túnel existe una luz. Somos mayoría, y si tomamos conciencia de lo malo y lo bueno, romperemos esas barreras llamadas ignorancia e indiferencia. Cambios grandes empiezan a nacer como respuesta a los pequeños esfuerzos de unos cuantos, que luchan por un mejor futuro.
Fotografía: guatemalaenfotografia.blogspot.com