Dolor.

¿Realmente se puede definir un sentimiento tan atroz?

¿Tiene sentido lamentarse eternamente o tratar de callarlo(como si no existiera)?

 

El océano parece diminuto

comparado a la devastación

que dejaron esas cuarenta almas

injustamente extintas…

 

¡Exigimos justicia!

Esta vez no yaceremos en el silencio.

 

Nos dueles, Guatemala.

De nada sirven tus heridas

si no se usan para evitar

futuras avenidas de sangre inocente,

de sangre que sigue corriendo aún

impune.

 

Una vez fueron miles

allá, en el interior,

hoy son cuatro veces diez.

Cuatro veces diez sonrisas enterradas,

cabellos que ya no se deslizarán con el viento,

puñaladas repetidas en cuerpos devastados

durante funerales de luto nacional.

 

Una vez fuiste injusta, Guatemala.

Ahora serás lo que nuestros gritos hagan de ti.

Y gritamos, con estos puños, que

esas llamas no han de quedar en el olvido,

que ya no seremos más

una nación de títeres

inertes.

 

Autora: Monbelle

Mónica Beltethón*

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