El panorama cubano, ha demostrado mejor que nadie que la frase realizada por Milton Friedman se encuentra más vigente que nunca:

“Una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas”.

A varios días del inicio de las protestas masivas en Cuba, derivadas de la mala gestión de la pandemia por COVID-19, la constante falta de libertades y el evidente fracaso que ha significado el represivo sistema socialista, el país se encuentra en una situación sumamente delicada, en la que gran cantidad de derechos humanos se han encontrado vulnerados y las fuerzas armadas han hecho todo lo posible por reprimir a la población.

Y es que es atemorizante imaginar todo lo que nuestros hermanos cubanos han tenido que sufrir, desde la instalación de la dictadura socialista. La represión siempre ha estado presente, sin embargo, la pandemia solo vino a incrementar el mal ya establecido dentro de las esferas del poder cubano. El incremento del poder estatal a lo largo de la pandemia, ha sido una realidad para todos los países alrededor del mundo; en donde se nos ha llegado a limitar libertades básicas de todo ser humano y en Cuba no ha sido la excepción, incluso llegando a frenar su libertad de expresión e intentando acusar a las manifestaciones como un supuesto “desorden público.”

Es indignante que el gobierno cubano incluso, haya limitado el acceso al Internet, con el único fin que los ciudadanos no puedan protestar por medio de sus redes, ni exponer la situación tan deplorable que se vive dentro de la isla. Miles de personas han tomado las calles de manera pacífica en varias partes del país, buscando ejercer sus derechos a una asamblea pacífica y libertad de expresión, siendo recibidos por las fuerzas armadas del gobierno de forma bastante violenta y hostil. Está claro, a los dictadores socialistas no les interesa perder el poder que han mantenido desde la autoritaria y represiva revolución cubana. Tal como lo dijo la actual directora de las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara:

“Es inaceptable que el gobierno cubano les haya estado negando sus derechos de libertad durante décadas y que siga negándoselos hoy en día.”

Las autoridades cubanas no deben poseer tal poder. No deberían tener el atrevimiento de reprimir a la población, sino más bien proteger su derecho a manifestarse y el libre ejercicio de sus derechos humanos. El gobierno de Díaz-Canel es solo una de las muchas secuelas dejadas por la revolución cubana; igual de represivo que sus antecesores y genera un ambiente violento en contra de aquellos que exigen cambios y libertades básicas e individuales.

Más increíble aún es que existan individuos que tengan el atrevimiento de defender la dictadura, sin siquiera haber pisado nunca Cuba ni viviendo lo que los cubanos han tenido que sufrir durante décadas. Las manifestaciones no suceden porque sí, el trasfondo histórico siempre posee peso y en esta ocasión es clara la preocupación que viven los habitantes de la isla. Nadie quiere vivir sin libertad.

Las dictaduras nunca son buenas y deben ser abolidas, porque atentan contra cualquier libertad individual que pueda existir.

Y es que debemos alejar estas problemáticas de discusiones ideológicas fanáticas y analizar realmente la situación. No se debe justificar o defender actos que atenten contra las libertades de cualquier individuo, sin importar nuestras posturas, porque la libertad es lo que nos forja y nos crea. Sin libertad, un individuo no puede desarrollarse plenamente.

Los seres humanos no nacemos todos iguales, existen diferencias que nos crean y nos hacen desarrollarnos plenamente dentro de cualquier sociedad y ningún gobierno debería tener la capacidad de intervenir en este tipo de procesos. El poder del Estado debe ser reducido y jamás debe inmiscuirse en las libertades de los individuos, porque de esta manera, no seremos realmente libres. El pueblo cubano ha despertado, dándose cuenta de los atentados contra su libertad y buscarán acabar con sus cadenas.

Los gritos de libertad, patria y vida han sido escuchados a lo largo de las manifestaciones en Cuba. Estas protestas deben marcar el inicio de los cambios en una sociedad sumamente lastimada y reprimida. La búsqueda por su libertad parece ser un camino largo y necesitan apoyo para que esto suceda. Es preocupante que gran parte de las redes sociales prefieren ignorar esta problemática, no dándole la importancia que requiere un pueblo en una constante lucha por su libertad.

Independientemente si las protestas han sido resultado de la mala gestión llevada por la pandemia de COVID-19, Cuba ya sufría desde antes. Es hora de acabar con los mitos y adornos que muchas personas le han dado al socialismo cubano. Las protestas y reclamos lo demuestran, el pueblo se encuentra lleno de dolor, hartazgo y violencia. Hay que reconocer que aún es incierto hacia dónde se dirige Cuba, pero hay esperanza.

Una vez se ha perdido el miedo, la libertad aguarda.

 

Fuerza para el pueblo cubano.

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