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Brújula/

Desde el origen de los tiempos, nuestro planeta Tierra gira y gira sin que nosotros podamos siquiera: 1) percibir su movimiento; 2) percibir que junto a él, giramos nosotros; 3) hacer algo por detenerlo.  Ser seres conscientes de lo que sucede en órbitas lejanas y disntintas parece ser un estado que pocos logran alcanzar.  Sin embargo, lo mismo sucede dentro de nuestra propia órbita y nuestro propio mundo, nosotros mismos.  ¿Cuántos de nosotros nos detenemos en algún momento del día a escuchar los latidos de nuestro corazón, ese órgano sin en el cual nuestra vida no fuera siquiera posible? ¿Cuántos de nosotros hacemos silencio para escuchar lo que nuestro cuerpo -abatido pero incansable- tiene por decirnos?

Tomar consciencia de nuestro estado humano, vulnerable, es algo que muchos debemos aprender y valorar.

Y es que cuando realmente logramos ser y sentir nuestra condición de seres humanos sobre esta Tierra, inmediatamente empezamos a cobrar consciencia de los otros seres que nos rodean, sean estos personas, animales, plantas u otros organismos vivos.  Ser indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor es parte de esta amnesia colectiva que el mundo y su tiempo fugaz nos lleva a alcanzar.  Mientras nosotros estemos bien, mientras el tiempo alcance para llegar a tiempo a la universidad, mientras el trabajo nos genere el dinero que necesitamos para sobrevivir y un poco más, mientras los otros no se metan con mis actividades, todo mi universo girará en perfecto estado de equilibrio.

Sin embargo, el truco para que todos estos universos paralelos – cada persona individual – se mantenga en un estado aceptable de equilibrio, es tomar consciencia que cada uno de nosotros somos simplemente un elemento más del sistema en su conjunto. Que al igual que nuestro cuerpo es una máquina que requiere de todos los órganos y tejidos para su funcionamiento, nosotros somos esos elementos individuales sin los cuales todo el sistema y el universo no podrían funcionar.  Por ello, la importancia de no encerrarnos en nuestro propio mundo construido por imágenes y personas que nos parecen afines, sino de abrir nuestro pequeño universo a otros, entendiendo que los otros son seres con su propia historia, respetándolos, aceptándolos y reconciendo la importancia de unos y otros para lograr llevar una vida basada en el respeto, la tolerancia y el amor en este lapso de tiempo que nos tocó vivir.

Nuestra campaña #nomásindiferenciaGT busca que los jóvenes tomemos consciencia de todo esto, y que esto mismo nos lleve a dejar la indiferencia a un lado y empezar a que nos importe lo que sucede a nuestro alrededor.   Iniciar un proceso de informarnos y tomar posturas, para que poco a poco iniciemos nuestro proceso de transformación interna en el cual lleguemos a comprender que si arrancan de nuestros suelos los recursos naturales sin las autorizaciones y consensos necesarios, nuestro sistema no está completo.  Comprender que si no reconocemos al otro como un ser humano igual de valioso que nosotros, sino en cambio lo vemos de forma despectiva e inferior, nuestro universo no va a funcionar de la manera que todos soñamos.  Comprender que si seguimos encerrados en nuestro propio pequeño mundo sin ver a los otros a los ojos, nunca podremos llegar a conversar y empezar a pensar soluciones en conjunto ante los problemas que nos rodean.  Comprender que siendo indiferentes y pensando que mientras nos mantengamos alejados de los problemas de nuestra sociedad el mundo podrá mantenernos felices, es una verdad a medias.

Dejar de ser indiferentes, tomar consciencia de nuestro lugar eimportancia en el mundo es una tarea de todos.  Y es que cuando cada uno de nosotros logremos hacer esto, la gran máquina de nuestros pequeños y gran universo colectivo, empezará a funcionar cada vez más y mejor aceitada.  #nomásindiferenciaGT

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