Ángel Ramírez/ Corresponsal/
Navegando por el internet me topé con una imagen muy interesante y que considero les debía de compartir. La razón es simple: yo también lo hago.
En Guatemala la situación está cada vez peor. El sistema político no cumple con su función de regular las desigualdades y propiciar la gobernabilidad del país, la inseguridad cada vez se acerca más a cada uno de nosotros, la economía se mantiene en niveles de crecimiento paupérrimos y de esta forma puedo seguir y seguir.
Y es aquí donde vale la pena preguntarse cuál es la posición que tomamos para que estas condiciones (y muchas otras) mejoren. Quizás esperamos que estas se resuelvan con una varita mágica o esperemos que los políticos por fin entiendan que el bien común va antes que sus bolsillos e intereses personales (aunque me gustaría creer que no es esa respuesta la que estamos apoyando).
Sin embargo, confieso que muchas veces he perdido la esperanza de que este país cambie porque como mencioné anteriormente, yo también me indigno, reacciono en redes sociales y ahí termina el cuento. He visto, como yo, a muchas personas reaccionar de la misma manera, y aun así, Guatemala sigue en el mismo lugar.
Es por ello que comparto esta imagen. Para que todos nos sintamos culpables de que Guatemala esté en donde está, por nuestra falta de activismo social y político.
El derecho de manifestar no es una cuestión de haraganes ni bochincheros; militar en partidos políticos no es para “comunistas” o “politiqueros”. Exigir a los funcionarios públicos que rindan cuentas no es algo solo de países muy lejanos e informarse sobre las condiciones sociales de pobreza, desnutrición crónica y discriminación no es solo para unos cuantos.
La democracia se caracteriza por los DERECHOS que acabo de mencionar, entre muchos otros más.
Sin embargo, la democracia no se nos está dando construida; fue la democracia política la que escogimos luego de 36 años de conflicto armado interno y gobiernos dictatoriales y debemos consolidarla en función del bien común y el desarrollo del país. La democracia se construye, pero no a través de likes o tweets; sino a través de la participación, de convencer a mis allegados a que se interesen en aquellos que no tienen el mismo acceso a ciertos derechos mínimos, de rechazar el racismo, de la organización y movilización frente a situaciones que generan desagrado, y un sinfín de cosas más que se pueden hacer más allá del “activismo digital”.
Imagen: www.lapastillaroja.net