Luis Arturo Palmieri/ Opinión/
Recientemente generó discusión el tema del “supuesto” aumento del gasto de viáticos para el personal del Organismo Ejecutivo. La decisión tomada por el Presidente Morales (que por cierto no se recordaba que la había tomado, como veremos más adelante) recibió mucha cobertura por parte de los medios de comunicación y, como era de esperarse, generó mucha indignación.
Digo que fue un “supuesto” aumento porque basta con comparar el reglamento anterior (Acuerdo Gubernativo 397-98) con el nuevo reglamento (Acuerdo Gubernativo 106-2016) para darse cuenta que los montos, las condiciones y las disposiciones son prácticamente las mismas. Por ejemplo, ambos reglamentos dejan que el Presidente, Vicepresidente y Canciller determinen por sí mismos, de acuerdo a la naturaleza de la comisión, los gastos de viáticos. Asimismo, ambos reglamentos contemplan la cantidad de US$400 como el máximo de gastos de viáticos que el personal nombrado para una comisión en el extranjero puede recibir.
La modificación esencial de este reglamento no fueron los montos de viáticos. El cambio sustancial que hubo fue en cuanto a quiénes recibirían las cantidades que establece el reglamento. Anteriormente, la cantidad de gastos de viáticos que se otorgaban se regía conforme a dos parámetros: 1) la categoría o jerarquía del personal que viajaría; y 2) el lugar al que se viajaría. En otras palabras, la cantidad de viáticos a la que podía optar un delegado dependía de qué tan alto estaba en la jerarquía (si era Ministro, Viceministro, Secretario, Director, Asesor, Jefe, Subjefe, etc.). Y, a qué país iba a viajar (viajar a Belice o a Honduras no es igual de costoso que viajar a Europa o Asia –a menos que seas de apellido Baldetti, ya que entonces te será más barato viajar a Petén que a Italia).
Como mencioné anteriormente, el nuevo reglamento no modificó el monto máximo que se puede dar (US$400), lo que modificó fue el tema de la categoría del personal. Ahora ya no importa qué tan alto o qué tan bajo se esté en el escalafón. Ya no importa si el delegado es Ministro, Viceministro, Secretario de la Presidencia, Contralor o subjefe del Departamento de Tránsito.
Lo único que importa es a qué país va a viajar cualquiera de estos. Todos los de la delegación, sin importar el cargo que ocupen, tendrán la misma cantidad de viáticos.
Ahora bien, no debemos dejarnos engañar y creer que, por el hecho de no haber modificado el monto máximo, el Estado erogará en concepto de viáticos lo mismo que antes. El Estado sí gastará más en viáticos. Pero la razón de ello es simple y sencillamente porque, a quien antes se le daba US$75 para viajar a El Salvador (era personal de categoría V), ahora se le dará US$300 por ir al mismo lugar. Por lo tanto, todo lo que el Estado gastará en viáticos dependerá de la cantidad de delegados que se envíen para las comisiones oficiales al exterior del país. Con el nuevo reglamento, el Organismo Ejecutivo deberá ser austero en cuanto a la cantidad de personas que enviará al exterior.
Como conclusión quisiera decirles que no nos debe preocupar de sobremanera este nuevo reglamento. Lo que verdaderamente nos debe preocupar es que nuestro Presidente ¡NO RECUERDE LO QUE HA FIRMADO!
El mismo día que salió publicado en el Diario Oficial el nuevo reglamento, varios periodistas preguntaron a Jimmy Morales el porqué del cambio y este respondió: “no sé de qué me está hablando”. No está de más recordarle al Jefe de Estado que para cumplir con su función principal: “cumplir y hacer que se cumplan la Constitución y las leyes” (artículo 183 constitucional), primero es necesario saber qué cosas está firmando. No puede olvidar que “los funcionarios son responsables legalmente de su conducta oficial” (artículo 154 constitucional). Y si no me cree, que le pregunte a los muchos ex funcionarios que, si se hubieran abstenido de firmar un simple papel que les pusieron enfrente, se pudieron haber evitado estar en la situación en la que hoy se encuentran: presos o ligados a proceso.