lenina

“No nos queda más camino que hablar a gritos

de frente

sin retórica

si no lo hiciéramos

habría que enterrar nuestra canción

y cortarnos de tajo las pupilas”. [1]

Traspasar el espejo

Antes de entrar al salón donde ya había iniciado el taller de poesía mamá me preguntó: -¿Estás segura de quedarte? La mayoría de gente es mayor que tú. Algunos dicen que el Bolo es muy enojado.  –Si mamá, es mi primera oportunidad, no tengo miedo.

Cuando entré ya había más de cincuenta personas, de todas las edades. Al centro, a la par de un piano estaba él, expresando que no le gustaba que le dijeran “maestro”, que él se llamaba Marco Antonio y que lo único que haría durante los talleres, sería compartirnos algunos referentes de la poesía, pero que la mayor parte del trabajo nos tocaría a nosotros, compartir y leer nuestras creaciones. Me asusté, su voz era seca y directa. Ese primer día fue extraño, yo había leído y escrito poesía desde pequeña, pero eso que él mencionaba era algo distinto, era desaprender todo lo que sabía y empezar un nuevo viaje. No me convencía. Al finalizar el primer taller de cuatro, compré dos libros de él: “Los compañeros” y “La estación del crepúsculo”, los leí como quien escudriña en una cueva, en busca de miel. Al finalizar estaba traspasado el espejo, era la persona indicada.

“Las palabras no reposan:

repercuten

penetran, salen,

aúllan, rebotan;

dan nombre

a las pasiones,

a los temores

al crepúsculo rojo”.[2] 

La revelación

Así fue como conocí a Marco Antonio Flores, en un taller de poesía en el Paraninfo Universitario, tenía diecisiete años. Yo escribía desde niña por mi propia cuenta y hasta la fecha había estado influenciada por un concepto de la poesía demasiado idealista, adentrarme a ese viaje de compartir con él fue una revelación extraordinaria, fue confirmar el poder de la palabra como reivindicación humana, como un camino para reconstruir la realidad y la fantasía y trasladarla al verso, al ritmo, al universo de las letras.

Descubrí que la poesía es revelación y autorrevelación, que escribimos no porque la inspiración nos venga de otro mundo o porque tengamos un aura especial, sino porque necesitamos expeler las emociones,  las maneras de concebir la realidad, dejar que el río incontenible de nuestro inconsciente suelte las palabras y las condense mediante el oficio de la escritura, al igual que el de un escultor, o tallador de barro.

Cuando conocí a Marco Antonio inició una nueva etapa en mi vida como escritora, descubrí que escribir es más que un arte, es una necesidad biológica, un oficio permanente donde las palabras reconstruyen la existencia, nombrándola, imaginándola, dibujándola. Compartir con él, escuchar su irreverencia al hablar, sin miedo a mostrar sus luces y sombras, me reveló la profundidad de su desnudez y ante esa eclosión, se avivó mi libertad ante el ejercicio escritural, mi identificación plena con la palabra y el oficio de escribir.

Además de ese primer taller de poesía, compartí con él en un módulo de formación de escritura narrativa, algunas conferencias y la presentación de sus libros: “Poesía completa” y “Viaje hacia la noche”. Su voz me acercó a la de Julio Cortázar, Octavio Paz, César Vallejo, Fernando Pessoa, Isabel de los Ángeles Ruano y muchísimos más. En los talleres conocí a grandes amigos y amigas escritores emergentes como yo, que en nuestras dimensiones seguimos en proceso de búsqueda, descubrimiento. Marco Antonio fue la gota de la cascada que vendría a tambalearme, inundarme, fluyendo en el oxígeno de mi propio río.

“Yo solo soy un hombre que tiene multitudes de voces

en las venas del cuello

y unas raíces de sílice que alimentan

el vidrio de sus ojos”.[3]                

 

Retornar a la palabra

Leo el retrato de Marco Antonio en su libro: “Viaje hacia la noche” un presagio de su muerte. Leo al militante revolucionario, al púber, al amante, al hipercrítico, lo leo y confirmo su convicción por la utopía, pero aún más por la palabra. La sempiterna certeza que la literatura, la poesía, el arte, pueden devolver la magia y la identidad a un mundo que se autodestruye. Retornar a la palabra es ahondar en la búsqueda crítica por autoconocernos y conocer a los demás.

Esa afirmación está necesariamente ligada al compromiso personal y colectivo de emplear el arte como un medio de emancipación y expresión, que se ejerza con la convicción profesional que implica un oficio. Representa la urgencia de acrecentar la inversión presupuestaria en arte, cultura, acceso a la formación artística, mayor gestión de los Estados, gobiernos y entidades locales. Representa avivar los sueños de los hacedores, escribidores, creadores por naturaleza, que con el acercamiento a los artistas pueden quedar con la coraza entusiasmada, como me sucedió con Marco Antonio.

Ahora corresponde retornar, regresar a la palabra, hilvanar el hilo infinito de su universo, hacernos un barrilete y volar entre los puentes invisibles del tiempo.

“Soy un instante del tiempo,

un sueño que me sueña”[4]

Lenina Amapola García López

—–

Lenina García (Febrero de 1992)

Educadora popular y escritora. Actualmente coordina la organización de desarrollo social: “PENNAT” Programa Educativo del Niño, Niña y Adolescente Trabajador. Estudia Profesorado en Lengua y Literatura en la USAC.

Ha publicado en:

  • Antología de Cuento corto escrito por jóvenes en el marco de la XXXVIII Feria Municipal del Libro de la Ciudad de Guatemala. Ganadora del Segundo Lugar. 2009
  • Publicación en la Antología: “Poesía de la memoria” del Programa Nacional de Resarcimiento, Guatemala, 2011.
  • Publicación digital e impresa de poesía y narrativa con el colectivo de escritoras: “Literatas que dan lata”, 2013. http://literatasquedanlata.wordpress.com/
  • Publicación de poesía en el sitio de periodismo web “Esquisses”, 2013. http://www.esquisses.net/2013/02/lenina-garcia/
  • Publicación de ensayo: “La educación de empaque y envase”                               en el periódico feminista “LaCuerda”, Edición 167-2013.  http://lacuerdaguatemala.org/2013/version-en-pdf/2013-2/

Ha leído su poesía y narrativa en festivales, eventos culturales y artísticos, en radios del país. Actualmente escribe en el blog: http://www.lasvocesprohibidas.blogspot.com



[1] Del Poema: “La toma de conciencia” del poemario “Muros de Luz”, Marco Antonio Flores, 1968.

[2] Del poema: “Las palabras I”, del poemario “Crónica de los años de fuego”, Marco Antonio Flores, 1993.

[3] Del poema: “Escampe” del poemario: “Muros de Luz”, Marco Antonio Flores, 1968.

[4] Del libro: “Viaje hacia la noche”, Marco Antonio Flores, 2012.

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