Tik Na’oj/ Colaboración/
El presente artículo resalta la capacidad de incidencia política de las reinas indígenas, conocidas también como representativas. Se argumenta que, más que figuras folclóricas, como tradicionalmente se les ha visto, ocupan puestos de influencia y son importantes agentes de cambio en sus contextos a nivel político, social, económico y cultural.
Las representativas son mujeres jóvenes que realizan acciones afirmativas en favor de su comunidad. Estas son elegidas en sus comunidades de varias maneras, la más común es a través de un jurado calificador que evalúa varios aspectos como el liderazgo, conocimiento de su cultura e idioma, entre otros.
Aquí, a diferencia de los certámenes occidentales, no se busca evaluar la belleza física de las participantes, sino elegir lideresas.
En 1930 se celebra por primera vez el certamen India Bonita en Cobán y Quetzaltenango. Le siguieron Flor del café e India bonita cobanera, las primeras elecciones de reinas indígenas de las que se tiene registro. En 1959 Miguel Ydígoras Fuentes proclamó el Día Nacional del Indio, levantó monumentos a Tecún Umán e impulsó los concursos de reinas indígenas a nivel municipal, tradición que se conserva hasta la fecha. En algunos casos, estas prácticas se han extendiendo a nivel comunitario, centros educativos o de organizaciones.
El certamen Rabín Ajaw es un evento cultural donde se reúnen más de 90 señoritas reinas de diferentes municipios para mostrar sus conocimientos sobre su cultura, compartir experiencias y ser electas con el título, que en idioma q’eqchi’ significa “hija del rey”.
Las reinas indígenas en Guatemala: un panorama cambiante
En sus inicios, los certámenes de reinas indígenas utilizaban la figura de estas para auxiliar en la creación de una “identidad guatemalteca”. Esta identidad de país, sin embargo, se proponía desde un Estado excluyente y racista que en ningún momento buscaba promover la diversidad cultural como base de la nación. Las mujeres indígenas, así como los símbolos patrios o las ciudades mayas, se usaban como imágenes de un pasado romántico. Un pasado que el Estado ladino, monocultural y monolingüe buscaba conservar como objeto de museo.
A lo largo de la historia, sin embargo, la coyuntura del país ha cambiado y con ella las posibilidades de participación de la mujer indígena. Esto se refleja a nivel comunitario, sin descartar que algunas han trascendido a nivel nacional y sus aportes han sido trascendentales para los pueblos de Guatemala y del mundo. Actualmente, muchas mujeres indígenas han tenido acceso a la educación formal y, a pesar del fuerte racismo que persiste en nuestra sociedad, han logrado importantes victorias al constituirse como políticas, intelectuales y profesionales de gran valor para el país.
Saríah Acevedo (2011) explora los cambios que han sufrido los certámenes de representativas en el país, sobre todo el caso del Rabín Ajaw. A partir de 1986, cuando comienzan las negociaciones de paz en Guatemala, comienzan a cambiar los discursos de las participantes en este evento. Se denuncian las condiciones de pobreza, explotación, racismo y violencia política, la sometida población maya y a partir de entonces, los discursos de las participantes se vinculan al activismo político, sobre todo mediante la reivindicación cultural de lo maya.
Es importante reconocer los nuevos liderazgos, participación y aportes de las mujeres jóvenes indígenas entre los cuales destacan las representativas, que tienen reconocimiento y respaldo local, teniendo ella la oportunidad de expresarse sobre temas relacionados a pueblos indígenas, como la carencia de una educación de calidad, salud, pobreza, desnutrición o explotación de la Madre Tierra.
Las representativas no son autoridades como tales, puesto que no cuentan con poder legítimo de decisión, pero sí son reconocidas como representantes de la juventud y, como tales, cuentan con poder de convocatoria que pueden utilizar en beneficio de sus pueblos.
¿Qué incidencia política tienen las reinas indígenas?
Las representativas trabajan en sus comunidades de origen de varias maneras, manejando por lo general fondos municipales para implementar proyectos de desarrollo a pequeña escala. Su incidencia política se da por lo general a través de la denuncia. Por ser figuras públicas, sobre todo quienes han ganado en un certamen nacional como el Rabin Ajaw o la Princesa Indígena, sus declaraciones tienen cobertura de parte de los medios de comunicación nacionales e internacionales.
En los últimos años cada Rabín Ajaw se ha enfocado en un tema distinto. Sara Mux, Rabín Ajaw 2011-2012 y miembro de Tik Na’oj, desarrolló varias actividades destinadas a apoyar la lucha por la defensa de la Madre Tierra y derecho de los pueblos indígenas. Tik Na’oj, que trabaja con jóvenes que aspiran a ser representativas, se han pronunciado abiertamente y en conferencia de prensa ante los medios de comunicación sobre temas tan relevantes como la explotación de los recursos naturales, y recientemente con relación al juicio por genocidio llevado en contra de Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez en Guatemala.
Por carecer de los medios económicos para llevar a cabo proyectos de diferente índole a nivel nacional, las representativas hacen de la palabra su mayor herramienta de denuncias. En tiempos recientes algunas se han vinculado a las demandas de los movimientos sociales y campesinos, mientras que otras han optado por participar en política partidista.
En resumen, las reinas indígenas, sobre todo la Rabín Ajaw, han pasado de ser objetos folclóricos y de feria a ser agentes de cambio político a nivel comunitario y nacional. Su nivel de incidencia es relevante, además es utilizado en muchas ocasiones para realizar demandas en favor de los pueblos indígenas para garantizar el proceso del buen vivir.
Fuente
Acevedo, Saríah. (2011). Resistencia de las mujeres indígenas. En “Nosotras, las de la historia. Mujeres en Guatemala (siglos XIX-XXI)”. Editorial La Cuerda