Al Anon / Opinión /
Por un momento piensen en la energía gastada en exigir, rogar, rezar por la sobriedad de alguien. Recuerden el tiempo empleado en armar argumentos lógicos, razones afectivas, planes imaginados con respecto a la sobriedad de alguien.
Bajo estas circunstancias y considerando todo el tiempo y esfuerzo invertidos ¿cómo es posible no sentirse aliviado, agradecido y contento cuando por fin él o ella alcanza la sobriedad? Habiendo recordado los estragos que el problema de la bebida causó al alcohólico y a las personas allegadas a él o a ella ¿por qué no es suficiente simplemente ser testigos del milagro de la sobriedad? Después de años de ira, temor, reproches y lamentos, de pérdida de salud, de inseguridad económica, de angustia emocional, de pérdida de fe ¿por qué la sobriedad no es el final feliz en una larga búsqueda para los que aman a alguien que padece la enfermedad del alcoholismo?
Las y los miembros de los Grupos de Familia Al-Anon y Alateen sabemos, por haber compartido experiencias, fortaleza y esperanza en las reuniones, que hay mucho trabajo personal qué hacer para recuperarse de los efectos del alcoholismo, que simplemente vivir con un alcohólico sobrio. Nuestra experiencia nos dice que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, que la bebida incontrolable ha afectado de una u otra manera a todos los amigos y familiares en donde cada uno tiene su propio trabajo de recuperación.
Muchos recuerdos nos llegan a la memoria respecto a este largo camino que lleva a nuestro ser querido a la sobriedad
Nuestras emociones estaban llenas de ira y resentimientos que aún quedan y nuestro espíritu estaba abrumado debido a las promesas rotas y a la falta de confianza que ello conlleva. Nos hallábamos completamente alteradas debido a nuestras reacciones a las situaciones creadas por la bebida. Hay que tomar en cuenta que si estos efectos en nuestro comportamiento -con frecuencia sutiles y solapados- causados por la ingesta de licor de nuestro ser querido tomaron muchos años en formar parte de nuestra vida, sabemos que no desaparecerán rápidamente solo porque alguien deje de beber.
Aunque nos regocijamos mutuamente por el final de la bebida y la oportunidad de un nuevo comienzo, también sabemos que junto con la alegría de la sobriedad y las sorpresas agradables van a presentarse dificultades. Es un hecho. Quizá necesitemos ayuda para empezar de nuevo. Para comprender mejor la naturaleza de la enfermedad es necesario recordar constantemente que el alcoholismo no se cura con la sobriedad, solo se detiene. Los alcohólicos sobrios en general no pueden beber alcohol en ninguna forma o su enfermedad progresiva puede resurgir otra vez debido a las características propias de la enfermedad y a las normas de conducta de los días de bebida; rara vez desaparecen solo con el hecho de que el alcohol haya sido eliminado del cuerpo.
Nuestros amigos de AA dicen que la enfermedad del alcoholismo es de efecto triple ya que afecta al bebedor de tres formas: mental, física y espiritualmente y para poder mantenerse sobrios los alcohólicos deben colocar la sobriedad por encima de todo, de no hacerlo queda finalmente la locura y la muerte. Estas razones son muy poderosas para que los alcohólicos se concentren en no beber, para poder hacerlo -probablemente- necesiten ayuda incesante.
En ocasiones aquella persona que tiene mucha esperanza en el proceso de recuperación se desalienta con los nuevos problemas que la sobriedad trae consigo; aquella persona eres tú y soy yo. Manifestamos falta de ánimo ante los muchos cambios que creemos que son necesarios en nuestra propia vida, originados por la convivencia con alguien que no puede consumir bebidas alcohólicas. Pensamos que el proceso de recuperación del alcohólico, sus reuniones en AA y sus nuevas amistades son más importantes que nosotras. Ahora hablamos de nuevos temores, nuevos sentimientos de culpabilidad, percibimos que no nos comunicamos bien, que no sabemos qué decirle al alcohólico ni cómo decirlo. Para alguien más existe siempre el temor insistente e inquietante de que si decimos o hacemos lo indebido el alcohólico podría tomarlo como excusa para volver a beber.
Empezar de nuevo no es fácil, mucho menos para personas que tienen problemas originados por el alcoholismo.
El solo pensamiento de realizar un cambio puede abatir a los que aún padecen el cansancio de la experiencias pasadas. Al ver las necesidades de toda la familia, incluyendo las del alcohólico en recuperación, nos parece que antes de que podamos llegar a tener una vida nueva y feliz, juntos o separados, todos tenemos que encontrar una forma sana de enfrentar, perdonar y olvidar el pasado.
No todas están dispuestas ni pueden hacerlo. Algunas de nosotras decidimos no considerar la sobriedad de otra persona como una oportunidad para empezar otra vez; el dolor es demasiado profundo, nos absorbe, hemos perdido cualquier sentimiento positivo que pudiéramos haber tenido por el alcohólico. Otras más decidimos continuar viviendo con un alcohólico en recuperación porque es nuestro único medio económico de subsistencia. Sin embargo, hay muchas más personas que están a favor de empezar otra vez estando seguras, confiadas o siendo cautelosas y vigilantes.
El hacer una lista de quejas sobre la vida con un alcohólico sobrio no es de mucha utilidad, lo que sí nos ayuda en nuestra recuperación es aceptar que siempre existirán situaciones que se deberán analizar, discutir y luego solucionar. Una de las prácticas de mayor beneficio en la hermandad de Al-Anon y Alateen es la oportunidad que tenemos de expresar nuestros dilemas con la seguridad de que no seremos censuradas ni criticadas por hablar francamente; acostumbramos a escuchar cómo las demás han usado los instrumentos del programa, los lemas, los Pasos y las Tradiciones para afrontar sentimientos y situaciones similares, en otras palabras aprendemos de la experiencia ajena. Este compartir nos da la fortaleza para mejorar nuestra actitud y la esperanza para vivir mejor.
Texto basado en el librillo: ¨Viviendo con un alcohólico sobrio, otro comienzo¨.
Los Grupos de Familia Al-Anon y Alateen son una hermandad de parientes y amigos de alcohólicos que comparten sus experiencias, fortaleza y esperanza, con el fin de encontrarle solución a su problema común. Creemos que el alcoholismo es una enfermedad de la familia y que un cambio de actitud puede ayudar a la recuperación Al-Anon no está aliado con ninguna secta ni religión, entidad política, organización ni institución, no toma parte en controversias, no apoya ni combate ninguna causa. No existe cuota alguna para hacerse miembro. Si te ha interesado el artículo o te has identificado con las situaciones aquí mencionadas, contáctanos en
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