Estimadas mujeres valientes:
Nosotros como estudiantes universitarios, nos sentimos admirados por el hecho de que tanto tiempo después sigan buscando justicia a algo que se tuvo que haber logrado al momento. Sabemos que no es sencillo traer esas vivencia y memorias de vuelta, pero estamos seguros que su aporte sienta un precedente para todas las mujeres que a través del tiempo han sido degradadas e ignoradas por un sistema que excluye y ha preferido voltear la vista de estos casos que buscar justicia.
El camino no será fácil, por la gente que buscará por todos los medios tergiversar, bloquear e impedir que se haga justicia; sin embargo confiamos en su fortaleza y decisión en este caso, para que por fin se de una resolución y los responsables paguen por un crimen que se sabía desde hace mucho pero no se ha tenido el valor de enfrentar como nación.
Nosotros como sociedad reconocemos nuestro nivel de responsabilidad al estar muchas veces cegados por ciertas formas de pensar, y olvidar actos que deberían ser imperdonables; por ello pedimos perdón, y por haber sabido de estos actos y haberlos ignorados.
Así como nos disculpamos, hoy estamos presentes con ustedes en este juicio como acto de solidaridad.
Como hombres reconocemos que hemos sido privilegiados a través de la historia de forma injusta, y que por ello se han cometido grandes atrocidades. Sin embargo, cada vez somos más conscientes que este privilegio no debería existir y cada vez somos más los hombres que luchamos por el reconocimiento de las mujeres como iguales en derechos y dignidad.
Por último, les invitamos a que no desanimen, pues este hecho es histórico y los nombres de cada una de las mujeres serán recordados como una luz en la tormenta de uno de los periodos más oscuros de este país.
Cuando ustedes ganen, ganaremos todos.
Atentamente,
Eduardo Scarpitta, Carlos Villatoro y Carlos Muñoz.