etica

Génesis Burgos/Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales/ 

*Segundo lugar concurso de Ensayos sobre Ética Profesional. Tribunal de Honor, Asociación de Estudiantes de Ciencias Jurídicas y Sociales.

El hombre ha enfrentado lo justo e injusto, bueno y malo, verdadero y falso, santo y profano, afable y serio; en fin, ha crecido en la lucha constante y eterna entre lo que quiere y lo que debe, entre lo que anhela y lo que puede, entre lo que es y lo que debiera ser. Desdichadamente, a lo largo de esa batalla interminable han habido menos coronas y más lamentos, es una lástima que las quejas crezcan y las ideas se estanquen cuando se da por vencido en el combate de la ética.

No hay absolutamente nada fácil en tomar decisiones subordinadas a la ética, nada hacedero en tomar la decisión de trabajar en una buena acción, en vivir con responsabilidad y una constante rendición de cuentas. Todo surge desde el inicio, cuando se enseña que hay opciones, que hay un libre albedrío, que hay variedad de elecciones y posibilidades, pero así como surgen tantas alternativas, también surgen compromisos, deberes y obligaciones; y llegar a diferenciar entre una y la otra, por más sencillo que parezca, ha sido un conflicto que, vergonzosamente, personas de avanzada edad (mas no madurez) aún cuestionan.

La ética ya no es una opción, se ha vuelto en una obligación.

La ética ya no debiera ser un ideal, debiera ser una realidad. Evidentemente, la conducta ejemplar surge para despertar admiración en otros pero, más allá que producir asombro y estupefacción, debe establecerse un hábito de excelencia moral por amor… amor a uno mismo. Fernando Savater coincide en la ética como amor propio manifestando que “el anhelo de excelencia reside en el alma de todo ser humano, siempre queremos ser mejores, y esto se consigue en su totalidad cuando hemos alcanzado la posibilidad de la vida como arte de vivir, que no es más que el producto más exquisito del amor propio”.

Siempre se presentará la absurda e irracional opción de cerrar los ojos y aceptar el estilo de vida acelerado y compulsivo de corrupción, se debe aprender a mantener la rectitud mediante la incorporación de decisiones éticas. El momento en que alguien es electo como profesional, es colocado en una jerarquía y posición de prestigio y el puesto automáticamente exige un carácter fuerte y con capacidad de negación. El título de profesionalismo conlleva el compromiso de tomar decisiones que beneficien tanto al titular como a quienes lo rodean; sin embargo ese beneficio debe ser íntegro y calibrado. Toda acción debe ir relacionada a la moral, a la conducta, a la motivación, con el fin de gozar de la confianza y notoriedad de la sociedad.

La mejor cualidad del líder ético es la de poner las necesidades de otros frente a sus propios intereses, en ignorar los deseos vanos y carnales para vivificar y reconfortar las convicciones que se ocultan dentro de un saco de altanería. Como Savater mencionaba, la ética se resume en tres virtudes “coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir”.

 

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