Y llegó el momento de decir que vamos a sufrir durante los próximos 4 años por culpa de otros y no por nuestra propia mano. “Porque yo elegí bien, porque yo sí me informé” y “leí los planes de gobierno de cada uno de los candidatos”. “Porque investigué el perfil de cada partido político y fui a las urnas consciente de mi voto en las 5 papeletas”.
“Porque no sería capaz de venderme por una lámina, ni por una flamante y barata medalla de la 21K”…mucho menos por un montón de arriates jardinizados y ciclovías que en realidad, no aportan nada a las pocas personas que se atreven a recorrer esta jungla de asfalto en bicicleta.
“Porque todo lo malo que nos espera es culpa de los que eligieron a Quiñónez, a Sandra, a Mulet o a cualquiera de los demás candidatos que no eran los más aptos, preparados o correctos para ocupar algún puesto en el gobierno”.
Entonces, ¿qué procede ahora? Pues nada más que desearle el mal a “todos aquellos que votaron el pasado domingo con cualquier parte de su cuerpo menos con la cabeza”. No queda más que anhelar para todas esas personas horas interminables de tráfico, problemas para acceder a agua potable y calles inundadas durante el invierno.
¿Qué? ¿No es así la cosa?
Pues pareciera que sí, porque esas son las acciones que se han tomado luego de conocer los resultados preliminares de las recientes elecciones. Condenar a todos aquellos que eligieron, de nuevo, a los peores candidatos para “gobernar” durante el siguiente periodo.
Y es que es más fácil, ¿no? Criticar, tachar de ignorantes, de capitalinos clasemedieros vendidos, es más; no vendidos, regalados. Tan sencillo que es emitir juicios sin conocer, tan sencillo que es tachar de bruto, inculto e iletrado al que emitió su voto por “Sandrita”.
No los defiendo, definitivamente, pero sí me cuestiono: ¿por qué?, ¿qué hay detrás de todos esos votos?, ¿qué lleva a una persona a decidir entre uno y otro candidato? Y sobre todo, luego de los resultados obtenidos en esta contienda electoral,
¿es la crítica la forma adecuada de iniciar un diálogo producente?
Vivimos en una Guatemala llena de realidades desiguales, juzgar de cierta manera las acciones de otros difícilmente puede hacernos avanzar como país. Vivimos en una Guatemala en la que la carencia de agua potable o alimentos es la única motivación que lleva a una persona a asistir a su centro de votación.
Vivimos en una Guatemala en la que conservar el trabajo decentemente pagado en “TuMuni” es el incentivo ideal para mantener en el poder a un legado de corruptos. Vivimos en una Guatemala en la que, con que siembren plantitas y arbolitos es suficiente, porque de eso a nada, me conformo con ver las calles “medio limpias” y “medio verdes”.
En fin, puede haber mil y una razones por las que se emitió el voto por X candidato. Así que, tachar de ignorantes a aquellos que “votaron mal” nos convierte en un elemento más del círculo vicioso en el que se ve, se juzga y nada se hace.
Si tanto sabemos de política, si tanto conocemos el perfil de los postulados, ¿por qué no promover espacios de diálogo en nuestra universidad? ¿Por qué no exponer brevemente en nuestras redes sociales, los pros y contras de los aspirantes a los cargos públicos? ¿Por qué en lugar de solo criticar, compartimos lo que privilegiadamente hemos aprendido?
Esa podría ser una lección importante para las próximas y lejanas elecciones…
Conocer la Guatemala plural en la que vivimos.