Juegos topológicos [1]

Juan Adolfo Ponciano / InCyTDe / juan@incytde.org


Vistas desde lo alto, las veredas del pueblo se cruzan como los hilos de uno de sus tejidos. Sólo con la mirada, uno cuenta más de media docena de formas distintas de llegar hasta la vivienda.

-Desde aquí, los caminos se le enredan a uno en los ojos. Son muchos, y ninguno de ellos es igual a otro.

Había adivinado mi silencio. Frotó las manos en la faja que ceñía su corte jaspeado y sin dar lugar a diálogo añadió:

-Va a llover, las montañas huelen a agua.

Mientras cardaba la fibra, jaló un perraje para abrigarse del viento que espesaba.

-Antes de hilar el algodón, se limpia con las manos, como espulgándolo.

Aunque todavía quedaban en la región vestigios de técnicas precolombinas, en el pueblo se usaba la rueda de hilar. Desde hace años habían sustituido el huso alargado con el que, con esmero, torcían la hebra, devanándola hasta convertirla en un hilo continuo y largo.
También los tintes se hacían rara vez a mano. En el mercado se podían comprar a buen precio madejas teñidas industrialmente con colorantes artificiales; pero a ella le gustaba el rojo púrpura que producía la corteza del palo de Campeche, y el tinte azul del añil.

Dejó de lado el algodón y volvió al tejido que la ocupaba desde hacía un mes.  Seguía usando el telar de cintura, guardando celosamente los secretos heredados de su abuela. Aunque tardara más en la elaboración de un tejido, este le permitía hacer los diseños más complejos, que con el tiempo iba perfeccionando. Se sentó sobre sus piernas, desenrollando el plegador de urdimbre que llevaba a medio tejer.

En el extremo acabado, había usado la técnica del tafetán, un ligamento básico formado de grupos de hilos entrecruzados ortogonalmente. Lo explicó con palabras sencillas. Uno a uno, los hilos pares de la urdimbre se cruzan por encima de uno de la trama, y los impares por debajo de este. Utilizó hilos de un tinte más sólido para la trama, ocultando ligeramente la urdimbre.

Tafetán y gasa

Conforme el tejido avanzaba, iba incluyendo brocados de una y dos caras. Con la lanzadera, una varilla de hueso en forma de aguja, insertaba hilos gruesos de nueva trama por delante y por detrás del tejido. Poco a poco, aparecían sobre el tejido figuras geométricas de colores vivos y animales bicéfalos simétricos.

Esa era la parte del tejido que más la recreaba;  muy distinta a los tejidos de gasa en los que pasaba semanas, desgastándose hasta el dolor de espalda. Días atrás, había terminado un tejido con esta técnica, un huipil ligero para el clima caluroso, compuesto por hilos finos, con una densidad de trama menor a la de urdimbre. Técnicamente le resultaba más complejo que el tafetán porque, a la alternancia entre trama y urdimbre, había que agregarle el entrelazado de los hilos de urdimbre.

Quiso cerrar el día con los detalles finales de un huipil ceremonial. Pasó la hebra de un hilo violeta por el ojo de una aguja media, y empezó a puntear.

Cuando bordaba se sentía más libre. Entonces sí podía jugar con nudos y lazos cruzados un número definido de veces, hasta formar bordados con patrones precisos de simetría.

Puntos de bordado

Tensó la tela cuidadosamente mientras deslizaba la aguja por debajo del entramado. Describió una línea recta en dirección horizontal, volvió a pasar la aguja por el tejido, rodeó con el hilo la perpendicular desviándose  ligeramente  del sentido de la trama, cruzó la puntada por debajo del hilo y describió de nuevo una línea recta hasta rematar por donde había iniciado.

Yo, que había estado atento a los enredos de la aguja, pensé que había una forma más sencilla de hacer esa puntada. Ingenuamente pregunté:

-¿No será mejor si elimina uno de los lazos y da la primera puntada por encima del entramado?  Creo que el patrón final será el mismo.

Negó con la cabeza sin mediar palabra.

Al tiempo en que las nubes se desplomaban sobre las montañas, levantó la vista al horizonte, y en el fondo de su mirada vi los ojos negros de Ixchel[2], que desde hacía siglos perfeccionaba los juegos topológicos que ella misma había inventado.


[1]La topología es una rama principal de la Matemática que  estudia las propiedades de objetos preservadas bajo transformaciones continuas. Los topólogos desarrollan, entre otras, teorías sobre nudos, ataduras, trenzas y lazos.

[2] Diosa maya de los tejidos.

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