Javier García / Corresponsal /
Manejo todos los días por la mañana aproximadamente por 60 minutos; las colas de carros son enormes. No hay posibilidades de demorarse o salir cinco minutos después, ya que eso significaría llegar veinte minutos más tarde a mi lugar de trabajo.
Esa era mi rutina diaria normal, hasta que ¡boom!, se anuncia un nuevo aumento significativo a la gasolina. Los días posteriores al aviso, me pude dar el lujo de salir cinco o hasta diez minutos más tarde y ahorrar casi media hora de tráfico, debido a que las personas resintieron el aumento de combustible de una manera radical, limpiando la ciudad con más del 40% menos de carros circulando.
Me pregunto: ¿Cómo es que un producto del cual nosotros como país no producimos puede ser tan significativo en nuestras labores diarias y para la economía?. También me cuestiono qué medidas está tomando el país y el gobierno para generar acciones contingentes que puedan frenar aumentos tan acelerados aumentos en los precios.
El día miércoles 6 de este mes fue anunciado por casi todos los medios impresos un nuevo aumento en el combustible.
Lo primero que pensé fue: tengo que reajustar mi presupuesto.
No me dejarán mentir que para nosotros los estudiantes ya es bastante difícil costear nuestros gastos entre pagar cuotas de universidad, celular, parqueo, fiestas (¿por qué no?), y algunos con más responsabilidades incluyen entre su presupuesto alquiler de casa, agua, luz, teléfono de casa, etcétera. Sin embargo, sabemos que el dinerito para echarle gasolina al carro es intocable, y un ligero cambio en el precio de combustible significará un día menos para sacar el carro.
Muchos de nosotros hemos buscado medidas sustitutivas, y ahora es más común observar a personas compartiendo el carro para compartir gastos, o pidiéndoles a sus papás que los vengan a dejar a la universidad. Otros optan por la buena confianza de sus amigos para pedir jalón y unos más, por el transporte público, a pesar de saber lo deficiente y peligroso que es en nuestro país.
Pero algo es seguro, el aumento de gasolina es uno de los mayores dolores de cabeza para nosotros los universitarios.
El factor de la gasolina te hace decidir en sacar el carro y las consecuencias que trae si lo sacás. Por ejemplo, cuánto tiempo pueden tomar mis actividades sin usar mi automóvil y las limitantes de no tener disponible mi vehículo en situaciones imprevistas.
Más que un pequeño problema
En los últimos cuatro años la gasolina súper ha aumentado más de 13 quetzales por galón, siendo en febrero de 2009 su precio Q 20.90 y actualmente teniendo un costo de Q 34.08, lo que representa un 63% de aumento a su valor en 2009. Esto tomando en cuenta el costo en autoservicio y que a esto no se le ha aumentado la ganancia que las gasolineras desean tener sobre su producto. Lo que nos da el verdadero precio de mercado. (Fuente: Ministerio de Economía)
Los efectos de un aumento en nuestra sociedad
- Se han creado nuevas tendencias en la compra de automóviles. Ahora es común que personas adultas y jóvenes busquen vehículos con motores de poco consumo. Años atrás las personas adultas no dudaban en comprar un vehículo grande que les brindaba un sentimiento de seguridad y un estatus de bienestar económico. Ahora, la pregunta suele ser: ¿Qué motor es? o ¿Cuántos kilómetros hace por galón?, ya que eso determina cuán “gastón” es el carro.
- El aumento de uso de motocicletas por su bajo consumo de combustible y facilidades para evadir tráfico en horas pico. En 2010 ya circulaban 575,645 motocicletas en el país, por eso pareciera que somos acechados en cada semáforo por motoristas, pero la realidad es que el uso de motocicleta se ha vuelto una de las opciones más viables por su bajo consumo de combustible aunque esta decisión incremente el peligro de sufrir un accidente de alto riesgo.
- Aumento y sobrepoblación del transporte público, creando oportunidades de ingreso para nuevos modelos de transporte como lo fue el transmetro y transurbano. A pesar del deficiente servicio de las “camionetas rojas”, estas son uno de los principales medios de transporte para la población a su lugar de labores.
- Aumento de precios para la mayoría de productos del mercado que necesitan distribución, ya que tanto empresas como distribuidoras ponderan mayor valor para hacer llegar las mercaderías a los puntos de venta.
Consecuencias Peligrosas
- La gran parte de la violencia de nuestro país ocurre en horas pico en diferentes espacios públicos. Cada día es más común oír de extorsiones, robos y asesinatos en trasporte público, al saber que las personas lo usan por necesidad.
- El aumento de uso de motocicletas ha ocasionado esas nuevas modalidades exprés donde a un toque a la ventana se entrega todo. Por ello, ahora la mayoría de población se “equipa” para recibir un robo en cualquier momento.
La gasolina nos está apretando el cinturón. ¿Hasta cuándo? ¿Quién y cómo se debe frenar este continuo golpe al bolsillo?
Fotografía www.bs757.com