Jocelyne Ramírez / Corresponsal /
¿Alguna vez has escuchado decir “nunca digas nunca”? Esto se puede aplicar perfectamente a la frase “nunca vas a vivir para siempre”. La inmortalidad, ese oscuro deseo del ser humano de querer vivir por siempre, ha atormentado a muchos a lo largo del tiempo. Por el momento dejemos atrás el encanto de poder encontrar una manera de vivir por mucho tiempo y visualicemos la vida física como algo que tiene fin, y un fin que es inesperado. ¿Es posible lograr la inmortalidad sabiendo que la muerte es segura?
La inmortalidad puede ser física o espiritual. La física es aquella que busca que el cuerpo humano viva más tiempo, revirtiendo el envejecimiento y controlando la muerte. La inmortalidad espiritual se relaciona con el alma y su capacidad de trascender; dejar huella en alguien, tener la certeza que una idea contribuyó a lograr un cambio, o simplemente trascender a otro estado.
Antes de morir, ¿Hiciste algo?
“Si hombre… ya voy a ayudar”. ¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado o dicho algo parecido? Si vemos la inmortalidad desde el punto de vista finito y social, no contamos con mucho tiempo para lograr un cambio. ¿Quién me asegura mis días? Nadie sabe el día ni la hora en que podrá morir. Por eso, ¿Por qué no ayudar ahora?
Opciones para ayudar, hay. Los jóvenes estamos bombardeados últimamente por el voluntariado. Sin embargo, probablemente el voluntariado no existría o no fuera necesario si todos diéramos alguna ayuda extra en nuestros hogares, nuestra universidad o nuestro trabajo. Los jóvenes somos potencialmente buenos para hacer un cambio verdadero. ¿Qué nos detiene? ¿La tan famosa hueva o la sociedad? Qué será más fuerte, ¿nuestra actitud tan apática y desinteresada ante la realidad que nunca podrá cambiar o dicha realidad que viene en un combo de violencia, corrupción y soledad? Nuestra actitud y la sociedad, ambas necesitan cambiar.
Con ello, incluso podríamos alcanzar un tipo de inmortalidad. ¿ A quién no le gustaría ser recordado como “la inmortal generación que logró el cambio”? Bonito eso, sin duda. Sin embargo, si nos quedamos sentados en frente de una computadora todo el día, si gastamos horas hablando por teléfono o desperdiciamos nuestro dinero en los famosos chupes, será imposible que lo logremos. Queda en cada uno tener las ganas de empezar.
¿A favor o en contra de la inmortalidad?
Muchas personas ya se encuentran realizando estudios genéticos para poder eliminar la frase “nunca vas a vivir para siempre”. Muchos multimillonarios están otorgando una buena parte de su fortuna para lograr encontrar el medicamento que los hará vivir para siempre. Sin embargo, ellos seguramente lo están realizando por el deseo de cosechar más dinero, teniendo más días para lograrlo. ¿Qué sucedería si el dinero se diera para encontrar el “antídoto contra el envejecimiento”, con el fin de salvar la vida de muchas personas pobres? Utilizar el medicamento para salvar a un rico o salvar a un pobre puede ser tema de discusión. Sin embargo, existe otro elemento. La religión.
Muchos afirmarán que la religión, la cristiana al menos, permite la inmortalidad porque Dios nos lo dará todo en el cielo después de la muerte; todos renaceremos en otro mundo en el que podremos finalmente descansar en el paraíso. Pero lo controversial de este tema es que al final no todos gozaremos de eso, sólo ciertas almas lo podrán experimentar, porque ellas se arrepintieron de todo lo que hicieron y tuvieron el perdón de Dios.
Es decir, que si alguien vive toda su vida sin saber que se debe arrepentir al final de su vida,
¿No podrá gozar de la inmortalidad en el cielo?
El tema de la inmortalidad es muy extensa y es posible analizarla desde varios puntos de vista, ¿Cuál es la tuya? ¿Existe realmente la inmortalidad?…