Andrea Villagrán/ Opinión/
La trata de personas es el hecho de privar la dignidad de una persona por medio del sometimiento a a situaciones de explotación. Esto es un problema a nivel mundial, día a día son miles de personas las que son objeto de todo tipo de explotación, de carácter sexual o trabajo forzado. También son utilizados para la extracción de órganos y la servidumbre doméstica. Cada minuto hay un ser humano raptado para estos fines, algunos otros son parte de engaños atractivos. Y muchos, más no necesitan de los engaños, son vendidos por sus propios padres y familiares, huérfanos que quedan en las manos de casas hogares con personas inescrupulosas que prefieren ganar dinero con la adopción ilegal y la venta de órganos, que darles el debido acompañamiento.
Un secreto a voces
¿Cuántos de nosotros hemos visto a niños pedir dinero en las esquinas y semáforos de nuestra ciudad? ¿No nos tienta el alma ver sus pobres caras sucias de tanto humo de camioneta, sus pequeños cuerpos que aparentan ser de una corta edad? Muchos respondemos que sí lo hace, da tristeza. Se forma un nudo en la garganta de impotencia. Sabemos que si les damos dinero probablemente se lo pasarán a la persona que los dirige, y si no lo hacemos los golpearán por no conseguir el dinero demandado. ¿Y la seguridad de los niños? ¿Quién vela por ella?
Sin ir tan lejos, para los que nos movemos dentro de la ciudad, el pasado mes de septiembre el Ministerio Público (MP) desarticuló una red de trata de niños que operaba en las zonas 1, 4, 9 y 12; rescataron a 55 niños que operaban pidiendo dinero deambulando por las calles. Esta red tenía años de estar operando y como esta, de seguro hay muchas más en el resto de la ciudad. La investigación de la Procuraduría General de la Nación –PGN- descubrió que la red pagaba Q200 semanales a los padres de los niños a cambio de explotación laboral infantil. ¡Explotación a niños de entre los 2 meses y los 17 años que no conocen qué es la escuela!
Como estos niños rescatados hay muchos más, basta con detenerse en un semáforo para verlos correr para ofrecer lavarnos los vidrios del carro; basta con caminar en las calles para que nos ofrezcan vender un chicle. ¿Las autoridades no lo ven? Claro que sí, todos lo vemos. La trata de personas está en vitrina, diferente es que no sea una prioridad de país y que a nadie le importe.
El triste futuro: bienvenidos a la realidad del país
A pesar de todo, pareciera que la noticia de la desarticulación de la red es positiva; finalmente estos niños serán atendidos. Difícil será logar un futuro digno para estos niños sin educación, con el ejemplo de la calle como única forma de vida. Me gustaría creer que el Albergue de Trata de Personas[1] al que fueron llevados les dará las atenciones necesarias para su desarrollo integral, trabajará con ellos en los aspectos sexuales, psicológicos y físicos hasta que logren salir… pero lamentablemente esto no será así. Sean bienvenidos a la realidad terrorífica de nuestro país:
El albergue que acoge a los niños rescatados apenas entra en funcionamiento con el ingreso de estos 55 niños, hace menos de un mes (septiembre 2014). No sabemos entonces si el personal del albergue posee la experiencia necesaria para trabajar con niños víctimas de trata de personas; estamos delegando en desconocidos una importante responsabilidad estatal. Dejando este trascendental aspecto a un lado, a pesar de que lleva menos de un mes de funcionamiento, el Gobierno de Guatemala ha desembolsado desde noviembre del año pasado Q240 mil al albergue por efectos de arrendamiento (Q24 mil mensuales según Guatecompras); alquiler de un local que hasta agosto 2014 se encontraba vacío. ¿Estamos frente a un caso de corrupción?
A pesar que el despilfarro de dinero es un hecho condenable por el mal uso de los fondos públicos, el caso (aunque no lo crea) puede ser aún peor. El representante legal del albergue -cabe mencionar que es el dueño de la propiedad, por lo que es a él a quien el gobierno le paga el alquiler de la casa- Feliciano Carrillo Gudiel, fue vinculado en 2001 a adopciones ilegales con un albergue en zona 1, “Hogar Nuevo Amanecer”. En aquel año las autoridades lograron recuperar a 21 bebés que habían sido obtenidos de forma ilegal.
¿Y entonces? ¿Qué les deparará a estos 55 niños rescatados? Esto parece una burla, en la cara de todos a plena luz pública. Una burla en la cual los adjetivos descarados y sinvergüenzas se quedan cortos. ¿Qué podemos hacer con tanta indignación que esto causa? En mi mente, trato de tener esperanza y pensar que estos niños que fueron rescatados, recibirán la atención correcta, que lograrán superar este proceso tan fuerte y serán ciudadanos con oportunidades. Sin embargo, lo más probable es que esto no logre suceder. Mientras tanto, nosotros seguiremos observando en vitrina pública la explotación laboral infantil, sin hacer nada al respecto.
Comparto el videoclip: “Prepárame la cena” de Calle 13. Este video sirvió como publicidad para denunciar la trata de personas en 2010, es un video muy ilustrativo sobre el tema.
*Esta columna fue inspirada en las constantes noticias publicadas sobre la red de trata de personas en el país. Y explotó cuando leí en elPeriódico el trasfondo del alberge a donde fueron llevados estos 55 niños recién rescatados.
[1] Alberge Victima de Trata de Personas: 2ª. Ave 32-00, zona 12 Residencial el Carmen. Ciudad de Guatemala.