George Holland dijo una vez que “Cuando la calidad de vida cae para el medio ambiente, cae para el ser humano.”

Esto en nuestra actualidad es un tema del que mucho se habla, pero poco se responsabiliza. Nos enseñan que desde nuestras casas podemos ahorrar agua, reciclar y muchas más acciones que ayudan a tener una relación más sana con nuestra economía y con el ambiente. Es cierto que ayudan, aunque hay que tomar algo en cuenta y es que para querer contribuir debemos estar comprometidos a estar en constante aprendizaje.

El verdadero problema llega al ambiente, cuando la falta de regulación de empresas impacta comunidades, biomas y la vida regular; que es lo que sucede con muchas compañías que consumen o producen en masa. En este caso en particular, la palma africana es un tema de gran importancia, pues se han registrado diversas problemáticas en nuestro país y ha tenido pocas o nulas consecuencias.

Pero primero entremos en contexto:

El Aceite de palma con relación a estos estudios, en su mayoría están enfocados en su transmisión de carbono y de residuos mal gestionados, pero aún hace falta estudiar muchos otros factores apegados a su análisis de ciclo de vida, como la contaminación por plaguicidas en la ecotoxicidad terrestre o de agua dulce, o el impacto de los sistemas de riego en el agotamiento del agua.

Que es justo la problemática actual de nuestro país…

Pues las plantaciones de aceite de palma africana están substituyendo en un 40% los bosques tropicales y en un 32% los pastos naturales y de cultivo de grano básico, según un estudio del ICTA-UAB en Guatemala. Los investigadores establecen que los suelos empleados para su producción, tardan 25 años en volver a ser fértiles. El mismo ICTA-UAB ya estableció que, en países como Guatemala, la expansión de la palma aceitera ha aumentado en un 600% en la última década.

 

Área cultivada con palma africana en edad productiva (% del área total por departamento). Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2003 y Encuesta Nacional Agropecuaria 2007, 2015

 

Según un reportaje por Juliana Yael Milovich en 2019, doctorada en economía, explica que la expansión de la palma ha llevado a desviación ilegal de ríos, uso inapropiado de recursos como el agua y la toma excesiva de tierras de comunidades campesinas indígenas, comprometiendo la seguridad alimentaria y nutricional de la población más vulnerable.

También indicó que adicionalmente, los casos documentados en el estudio realizado por la Coordinación de ONG y Cooperativas de Guatemala, señalan que las aguas residuales de estos cultivos, poseen un alto contenido de fertilizantes y agrotóxicos, mismas que son descargadas en los ríos Ocosito, Pacaya y en el río La Pasión, afectando la biodiversidad, reduciendo la cantidad de peces, inundando las parcelas de cultivos familiares y exponiendo a la población de áreas urbanas y rurales a sustancias nocivas para la salud. Sin mencionar la problemática de afección sobre los niños y la malnutrición que esta puede generar, pues en su reportaje da a entender que las familias que viven en los departamentos con cultivos de palma tienden a tener una posibilidad aún más alta de malnutrición que en los departamentos que no. Adicionando problemáticas como apropiación de tierras, violación de derechos laborales, humanos, así como de los pueblos originarios, violación de derechos de ambiente a pesar de tener tan pocos en Guatemala, desviación de ríos, deforestación y afección de biomas, monopolio, etc. Esto siendo uno de los muchos impactos en las comunidades que la palma puede inducir.

Un caso reciente con relación a la palma en Guatemala, son los ecocidios ocurridos en el Manchón Guamuchal, explicado por José David López Vicente. Donde expone que, “a mediados de junio del año pasado, en el humedal una sustancia mató todo a su paso. Los peces y camarones flotaban muertos. La vida para los mangles que empezaban a retoñar acabó. Ahora, el agua ya no es negra y los pescadores lanzan de nuevo sus redes”.

No se ha acusado a ninguna empresa, finca o industria por lo sucedido en el humedal compuesto de los mangles y lagunas de agua dulce y salada.

En el mismo reportaje se dice que al no haber investigación no hay culpable, pero muchos lugareños señalan al cultivo de palma como responsable, pues este mismo año también hubo un incidente parecido proveniente de las fincas maravilla que cultiva palma, donde en un video se expone las aguas residuales provenientes de la finca, contaminando los cuerpos de agua.

Plantaciones de palma africana de Agroaceite Foto: Carlos Alonzo

Este tipo de sucesos podrían ser evitados si las instituciones como el CONAP o GREPALMA se hicieran responsables, o buscaran asesoría de organizaciones como la Mesa Redonda de la Palma sustentable (RSPO por sus siglas en ingles). Que aun así no es garantía de un buen manejo de sus cultivos.

Pues según el Centro de estudios Urbanos y Regionales (CEUR), en Guatemala hay alrededor de 60,000 agricultores de palma. Se estima que se producen unas 350 mil toneladas de aceite crudo de palma y se consumen 278 mil toneladas en diversos alimentos y producto. Guatemala es el noveno país exportador de aceite de palma, según datos recientes. Cerca del 85% del aceite de palma producido se exporta, principalmente a México. Y si bien el uso alimenticio sigue siendo el más importante, la gran demanda de materia prima para elaborar agrocombustibles y las importaciones cada vez mayores desde Europa, sugieren que una buena parte del aceite crudo exportado se destina a este fin. La palma africana es promocionada por la GREPALMA, como un cultivo amigable con el ambiente y con altos rendimientos por hectárea respecto de otras oleaginosas, pero únicamente 10 empresas están registradas en el listado de la RSPO, según su registro de empresas certificadas, que tampoco han sobrellevado su producción al pie de la letra y la RSPO no acciona.

Entonces, ¿Qué podemos hacer al respecto? siendo algo que involucra tanto nuestros recursos naturales como a nuestras comunidades vulnerables.

Este bloque es solo la punta del iceberg a mi parecer. Lo que podemos hacer como ciudadanos, para poder ayudar a combatir la palma en nuestro país, es darle voz a la gente indígena, descentralizar Guatemala e informarnos del tema,  ya que la gente indígena ha sido la más afectada y sigue siéndolo.

Denunciar a las empresas y apoyar a los defensores de derechos humanos junto a los colectivos que luchan por el ambiente. No hacer ojos ciegos a lo que en nuestro país es una realidad; esto puede ser una buena forma de comenzar.

El pasado 2 de julio el colectivo Madre Selva publicó un estudio sobre el impacto de la palma, el cual consta de 107 páginas. Es un documento que expone con información lo más actualizada posible sobre el tema en Guatemala. ¿Por qué recomendar un documento mientras hablo del tema? Pues por el simple hecho que siendo un tema tan extenso, nuestra interacción en apoyar este tipo de colectivos que hacen visible los problemas sustentados en hechos, es la mejor arma contra esta industria actualmente.

“Necesitamos gente que busque un cambio, pero un cambio sin conciencia de lo que se exige, pierde rumbo” – Javier de la Vega.

Y tú ¿Ya habías escuchado del aceite de palma en el país? Ahora que sabes un poco más, ¿Planeas hacer algo al respecto? Te leemos en los comentarios.

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