Andrea Godínez/
“He visto gente que envejece muy sola, he visto niños que no van a la escuela, he visto el aire enrojecer en segundos, la tierra sedienta en varias partes del mundo y no hace tanto que yo vivo, que existo, he visto la vida, una vida tan dura metida en un saco, como simple basura, pero éstas, te juro, son las cosas que he visto”. Eros Ramazzotti
Probablemente suene redundante en cuanto me refiera al tema de violencia, pero a la corta edad que llevo he visto suceder tantas cosas que creo que ni mis abuelos habían visto en la primera o segunda guerra mundial. La violencia día a día nos sumerge en un abismo oscuro y peligroso que más pareciera una película de terror dirigida por el más sangriento y psicópata director. Y es que he visto tanto sufrimiento, tanto dolor, agonía, temor inmenso y muchas penas interminables; y lo más triste, es que no hay quien haga algo al respecto o busque estrategias para proteger a todos los padecientes.
La juventud de hoy día no puede divertirse sanamente o salir a la calle sin el temor de que le pueda suceder algo. El temor que sufrimos diariamente es escalofriante empezando por el transporte. No podemos utilizar el transporte público debido a que la violencia que se vive en él es exageradamente alta. Asaltantes se suben a atracar a las personas y muchas veces no les basta robar todo lo que posean; les quitan lo más preciado que tienen, la vida. En otros casos los pasajeros se agarran a balazos contra los delincuentes y más de algún inocente resulta herido o asesinado. ¿Qué sucede con los que no pueden pagar el gasto que implica poseer un vehículo propio?
Ahora ya no se puede salir a cualquier lugar por el mismo temor de perder nuestra vida. Y es que ahora ya no solo las zonas de alto riesgo -nombre impuesto por el tipo de vida y el tipo de economía que manejan las personas en esas áreas por parte de organizaciones gubernamentales, luego de realizar obviamente un “estudio” profundizado- son lugares que uno no debe frecuentar. Resulta que ahora las más peligrosas son las zonas 15, 10, 9, 14, 11, etcétera. ¿Por qué? Se debe a que son las zonas donde la mayoría de oficinas y empresas se encuentran ubicadas, en donde personas honestas, trabajadoras y luchadoras, desde un alto ejecutivo hasta el conserje y mensajero, se parten el lomo diariamente para poder llevar alimento y demás servicios a sus hogares.
El hecho de ser mujer es como agregarle un condimento más a la sopa y no es porque yo sea machista, es por lo que me ha tocado vivir y ver. Desgraciadamente vivimos en una sociedad altamente machista que ven a las mujeres como lo débil y lo más fácil para arrebatarles lo que les de la gana. Y en muchos casos, abusar física y verbalmente para sentirse más fuertes. Lo irónico del caso es que ya no sólo son hombres los delincuentes. Ahora, aunque en su minoría, son mujeres las que también realizan todos estos actos en contra de la vida de las demás personas.
Si nos vamos a las causas de tanta violencia, podremos darnos cuenta que todo empieza con la educación y el amor.
Las personas que realizan actos delictivos no tienen del todo la culpa. Todo inicia con el control de natalidad que no ha existido, la irresponsabilidad de los padres de no educarlos y amarlos como se debe, de abandonar a los hijos por buscar una fuente de ingresos y así miles de causas de lo que vivimos hoy. Por lo tanto los delincuentes ¿Serán del todo malos? ¿Lo hacen por diversión o por tener un ingreso? O, ¿lo hacen para recibir atención que no se les ha brindado nunca? ¿Y será que la seguridad tomada a manos de los ciudadanos no genera más violencia? También la existencia de “sicarios”, ¿será una estrategia que ayude del todo a erradicar la violencia y a los delincuentes o la aumentará?
Finalizando, he visto muchas cosas terribles, desde niños bebiendo de la sangre de los cuerpos putrefactos de sus padres, hombres y mujeres trabajadoras tirados en la calle mutilados, baleados, incluso hasta cabezas de presidiarios en lanzas como si estuviéramos viviendo en la época en que se realizaban rituales de sacrificio humano, recién nacidos abandonados en basureros que luego se vuelve presa fácil de perros callejeros hambrientos, como si fuesen presas de un lince en la Sabana Africana.
Y con todo esto, vuelvo a compartir palabras de Ramazzotti: “Sólo quiero que en torno a mí, la gente que nos manda sepa qué hacer, que al parecer no saben donde andan y sólo pido que la juventud futura no tenga que ver y vivir las cosas que yo he visto”.
Fotografía modificada de: http://www.innermichael.com/2012/08/civility-firestorm-and-distraction/