rincondef

1881

A Nikolái Nikoláievich Strájov

Yásnaia Poliana, 5-10 (?) de febrero de 1881

Acabo de recibir su carta, querido Nikolái Nikoláievich, y me apresuro a contestarle.

Por supuesto que puede usted mencionar mi carta.1

Cómo me gustaría tener la capacidad de decir todo lo que siento por Dostoievski. Cuando usted describe sus sentimientos describe en parte los míos. Nunca vi a este hombre y nunca tuve una relación personal con él, y de pronto, cuando murió, entendí que para mí era el más cercano, el más querido, el más necesario de los seres humanos. Yo fui literato y todos los literatos son vanidosos, envidiosos, en todo caso así fui yo como literato. Y jamás se me ocurrió medirme con él, jamás. Todo lo que él hacía (lo bueno, lo auténtico que hacía) era de tal magnitud que cuanto más hiciese, mejor era para mí. El arte suele despertar en mí la envidia, la inteligencia también, pero lo que tiene que ver con el corazón sólo suscita júbilo. Para mí era un amigo y siempre pensé que un día u otro nos encontraríamos, y que yo tenía la culpa de que aún no nos conociéramos. Y de pronto, a la hora de comer, —estaba yo comiendo solo, llegué tarde—leí: murió. Fue como si se desplomara algo en lo que yo me apoyaba. Me sentí muy desconcertado, y de pronto entendí hasta qué punto me era querido, y lloré, aún ahora lloro.

Unos días antes de su muerte leí Humillados y ofendidos y me emocionó.

Sabía, instintivamente, que el sentimiento en los funerales sería auténtico, por más que los periódicos lo llenaran de mierda.

¿Qué me dice de la carta de mi esposa? Por el momento no me hace falta el libro.2 se lo agradezco mucho. Le envío un cordial abrazo y todo mi afecto.

Suyo,

L. Tolstói

1.  La carta del 26 (?)  de septiembre, en la que Tolstói hablaba de Memoria de la casa de los muertos.

2. Strájov le proponía a Tolstói enviarle un ejemplar de Filón de Alejandría de la Biblioteca pública.

Imagen

Compartir