/Andy Doxel
Quisiera poder decirte: levántate, vamos a ver el mañana, pero tengo miedo que la tristeza que retengo se escape en un suspiro y te robe el sueño.
Por eso te acompaño desde el rincón de la habitación, contemplándote mientras duermes.
Te veo recostado en la cama, atado a un cordón de esperanza, luchando por ver el mañana…
Y si así el destino decide que te marches, te imaginaré volando hasta la luna y jugando entre las estrellas.
Estaré esperándote cuando muera la tarde, para que me cuentes cómo es la primavera en Júpiter y en Marte.
No todo está perdido, me repito entre lágrimas, seguirás junto a mí en el viento, en cada mañana.
Me pidieron ser fuerte y sonreír al verte, pero mis ojos se han enrojecido tanto que no quiero tener que mentirte al decirte que estoy bien.
Quisiera poder enfrentarme a la vida y pedirle tan solo que me esperé tantito, que me dejé acurrucarme una vez más en tu regazo para susurrarte al oído que te amo, que la vida es una mierda, pero me ha dejado tenerte.
Lo siento si no sonrío, y no me pidas que lo haga que te llevarás contigo mi alegría.