Aubrey Guillén/
[quote]“El país desarrollado no es aquel donde el pobre tiene auto, es aquel donde el rico usa el transporte público”[/quote]
Para nadie es extraño pasar en el congestionamiento vehicular cerca de dos horas diarias, al menos en días laborales. Haciendo un breve conteo, se puede evidenciar que semanalmente pasamos alrededor de cuarenta horas en nuestro vehículo; considerando que el año tiene cerca de 52 semanas, pasamos más de mil 600 horas del año en el congestionamiento vehicular.
Es decir, de los doce meses del año, dos pasamos haciendo cola.
Claro, hay excepciones como lo es el fin de la época escolar, lo que supone un alivio para algunos conductores, puesto que es en esta estación del año en que podemos disfrutar de una ciudad transitable, en la medida de lo posible. En la actualidad, hay más de 2 millones de vehículos circulando por la metrópoli. Se tiene previsto que en los próximos 5 años esta cantidad aumente en un 15% anual.
Al inicio de año la Municipalidad de Guatemala anunció la construcción de al menos cuatro pasos a desnivel como parte de la solución al congestionamiento vehicular; casi acabado el 2016 y ya con los pasos a desnivel inaugurados, persiste el tráfico en las principales arterias de nuestra ciudad. Esto abre la interrogante, realmente ¿esta es la solución al congestionamiento vehicular?
Al parecer, en la medida que se inauguran más pasos a desnivel, existen más carros circulando por ellos, lo cual hace que el problema del tráfico en la ciudad sea un problema de nunca acabar.
Las autoridades deberían de apostarle al desarrollo de un servicio de transporte colectivo, digno, seguro, eficiente y tecnológico.
Países como Panamá nos están dando el ejemplo de una ciudad conectada por un metro. En Guatemala, se tiene previsto un tren de cercanías que conecte el norte con el sur, lo cual vendría a ser una solución parcial para la movilidad urbana.
El gobierno central en conjunto con los gobiernos locales, deben invertir fuertemente para mejorar el sistema de transporte público, dado que esto impacta de forma directa en la calidad de vida de las personas. Menos horas en el congestionamiento vehicular, se convierte en más horas de convivencia familiar, más horas de estudio, más horas de ejercicio, más horas de lectura, entre otras tantas actividades, que benefician al desarrollo integral de la persona en la ciudad.