Conocer a una persona que es como la aguja de un reloj; nunca vuelve a marcar la misma hora.
No son personas inestables, son personas no predecibles que entran a nuestras vidas inesperadamente y en eso corre su amistad, su relación, su vida, en ser impredecibles. Son seres que todos necesitamos, todos llevamos dentro una belleza insaciable pero no sabemos qué es, ni cómo las demás personas lo perciben.
Lo que pasa con estas personas, es que no les interesa cómo los perciben, son y ya. En esto corre sus vidas, en sanar cuando estén listos, en saber que no hay tiempo determinado para sanar, también saben que esto no es un proceso recto y que nadie lo vive igual. Muchos de nosotros, estoy segura, tenemos una cantidad grande de emociones que no sabemos explicar, pues estas personas sí saben y a veces asusta, corremos de ellos porque sabemos que tienen una verdad que muchos desconocen de ellos mismos, saben que ellos tienen la respuesta.
¿Cómo puede haber una persona que sepa más de mí que yo?
No saben más de ti, te conocen mucho menos de lo que piensan, simplemente hay personas con un ‘don’, le digo ‘don’ porque me parece maravilloso como hay personas a las que le huimos, porque sabemos que nos van a decir la verdad. Y esta persona es a la que vemos reflejada en el espejo. A la que tratamos sin cariño, criticamos constantemente y sobre todo, a quien le enseñamos por naturaleza que el tiempo cura las heridas.