La demanda de trabajo crece pero eso no refleja un crecimiento económico ni para las familias, ni para el país. El mercado laboral actual ofrece menor calidad y garantía para el empleado, a cambio de mayores exigencias enfocadas únicamente a ganancias porque no ven al recurso humano, más que como un costo dentro de su presupuesto.
11 millones de guatemaltecos se encuentran actualmente en edad de trabajar. Cada año nuevas personas se suman a la fuerza laboral del país, pero no significa que el crecimiento económico sea suficientemente alto como para garantizar un trabajo digno dentro del mercado laboral.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI-2017), presentada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 6.7 millones, somos la Población Económicamente Activa (PEA) del país, de los cuales el 26.6% son jóvenes menores de 25 años. Jóvenes que sufrimos las dinámicas variadas de contratación y la famosa flexibilización del mercado laboral, que si bien da ventajas como trabajar desde casa, organizar el propio horario, tener más de un trabajo o trabajar y estudiar al mismo tiempo; también disminuye la calidad de vida, ya que representa relaciones laborales menos estables, no contar con un plan de vida a futuro, no tener acceso a ciertos beneficios de ley y no contar con un fondo de ahorro o tener acceso al seguro social, entre muchas otras cosas que satisfagan nuestras necesidades básicas.
Con el propósito de legislar y responder en materia de derecho a los trabajadores, fue creado el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, sus objetivos de promover y garantizar la libertad sindical, armonizar relaciones laborales entre empleadores y empleados, promover el desarrollo y mejoramiento del sistema de salud y seguridad en el lugar de trabajo, promover la formación técnica y profesional de los trabajadores, pueden ser altamente cuestionados.
Pero no toda la culpa es del Ministerio de Trabajo, que es el quinto con menos presupuesto y con poco personal, el problema también es que los guatemaltecos no sabemos de nuestros derechos o a dónde acudir para ser respaldados. Sin embargo, es tanta la necesidad de los guatemaltecos en encontrar un empleo, que terminamos aceptando cualquier tipo de condiciones injustas para nuestro desarrollo personal y profesional en el presente y menos para el futuro.
A esto se le suma la diversidad de empleos a los que se puede acceder. Todo depende del nivel de estudios, estrato socioeconómico, género, edad, etnia y hasta lugar de procedencia. En la forma de conseguir un empleo o al que un guatemalteco puede acceder, se refleja la pura y cruda realidad de la desigualdad en el país.
Heidy Lepe del Instituto de Investigación y Proyección sobre Economía y Sociedad Plural (IDIES), de la Universidad Rafael Landívar, indica que actualmente en Guatemala las condiciones laborales han cambiado tanto que ahora un guatemalteco solo puede adquirir o cubrir el 80% de las necesidades básicas a diferencia del año 2000.
El Informe de Estado de la Región, demuestra que Guatemala se deterioró entre un 2.8% y 3.9% en la generación de nuevo empleo desde el 2000 al 2014.
Al entrevistar a varios universitarios sobre dónde se veían trabajando luego de su paso por la universidad, su expectativa difiere a la realidad que Guatemala ofrece. Algunos son conscientes que tal vez no iniciarán trabajando en un lugar que cumpla sus necesidades o enfocado en su área de estudio, sino tendrán que hacer trabajos que no los realicen como profesionales como un call center, por ejemplo.
Ver video: Mercado laboral, expectativas vrs. realidad
Hoy el mercado laboral y las condiciones socioeconómicas del país, son muy distintas a las de hace 25 años. Si bien ahora existe mayor acceso a la educación, también existen menos oportunidades o mejores condiciones para que Guatemala sea un buen lugar para vivir. Los datos de la ENEI 2017, deberían ser un alarmante para la creación de políticas y condiciones que mejoren la calidad de vida de los guatemaltecos que durante el 2015, de acuerdo a esta encuesta, 23.2% fue el porcentaje de hogares que se quedaron sin dinero para comprar alimentos por lo menos una vez al año; o que considerando la situación actual, el 33.7% considere que su hogar es más pobre que hace 5 años. Los guatemaltecos temen que las condiciones para tener una vida digna y contar con los servicios básicos cubiertos, serán más precarias a las que actualmente vivimos.
¿Mejorará el mercado laboral o la situación del país en 10, 25 años?
Probablemente, en este momento alguien se encuentre en su primera entrevista de trabajo, firmando un contrato o montando su negocio en el sector informal con la incertidumbre de su futuro económico, de su situación laboral o el costo de oportunidad que esto pueda reflejar en su vida personal. Es por eso que debemos exigir un aparato estatal más sólido que garantice mejores condiciones para los empleados; que las condiciones laborales no sean únicamente amplias, sino seguras para garantizar bienestar para el presente y futuro; y finalmente, conocer sobre nuestros derechos y obligaciones como esa población económicamente activa que trabaja por este país.
Heidy Lepe, como investigadora y catedrática universitaria, afirma que los jóvenes creen que las empresas con el avance tecnológico y mayor acceso a las comunicaciones se adaptarán a ellos, pero la realidad es que las empresas jamás se adaptarán a ellos.
¿Se imaginan que a 20 años tengamos adultos mayores, sin ningún tipo de protección o un salario que garantice las necesidades mínimas? De seguir así, seremos un país lleno de adultos pobres y desamparados.