Manuel y Mayarí
Corresponsales Brújula

El gélido entorno y las frondosas montañas nos recuerdan que salimos de la Ciudad Capital y que llegamos al territorio de Los Altos. El espíritu que acá se respira es parecido al de una metrópoli grande y cosmopolita; eso sí, sin perder la fraternidad que caracteriza a Xelajú, o como todos le decimos: Xela.

Ese ambiente también se siente en los amplios corredores de la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango, que nada tiene que envidiarle al campus central. Al contrario, es un ejemplo de cómo debe ser una casa de estudios superiores: silenciosa, ordenada y con bellos jardines.

Desde 1963, la URL ofrece a los quetzaltecos formación universitaria basada en principios cristianos y en la promoción de los derechos humanos, con el objetivo de ayudar a resolver los conflictos que aquejan al occidente del país.

La diversidad cultural guatemalteca se ve reflejada en las aulas de esta institución regional, en la que conviven distintos grupos étnicos que trabajan juntos para alcanzar sus metas académicas.

Al platicar con algunos alumnos, pudimos notar que su principal preocupación es la falta de asociaciones estudiantiles en este campus regional, las cuales han sido casi inexistentes durante su estancia en la URL. “Los landivarianos de Xela tenemos bien definida nuestra identidad. Sabemos lo que significar ser parte de una comunidad universitaria confiada a la Compañía de Jesús”, dice Jorge Pablo García, estudiante de Derecho. Agrega que tiene interés de participar activamente en la vida política de la institución, “así como lo hacen allá en Guate, en donde escuchamos que se pone muy alegre la época electoral cada año. En Xela tenemos el espíritu landivariano bien cimentado y listo para demostrarlo”, afirma.

Descubrimos que una de las plataformas para que los alumnos del campus de Quetzaltenango pongan en práctica lo que aprendieron en las aulas son los programas de voluntariado que gestiona la Pastoral Universitaria Landivariana, la cual se dedica a trabajar en las comunidades necesitadas, para promover el credo y los valores ignacianos.

Este recinto de la URL nos recuerda que la comunidad landivariana no solo es aquella que va todos los días a la zona 16 a recibir clases, y ocasionalmente, a tomar una cerveza al Reducto. Nos confirma que no estamos solos en la lucha por la defensa de la dignidad humana y que tenemos aliados con muchísimos conocimientos y herramientas técnicas. Solo falta contactarlos y decirles: ¡hermanos landivarianos!

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