Pamela Carranza/ Opinión/
Una elefanta de 53 años es comprada por el reconocido y popular circo de los hermanos Benzini, todo parece marchar muy bien; sin embargo, cuando las funciones bajo la carpa finalizan es apenas el comienzo del suplicio de Rose. La elefanta es golpeada hasta el cansancio por el jefe del circo en su intento por domarla y entrenarla. La piel sumamente reseca y con cicatrices, refleja el camino difícil que ha tenido que vivir, un pequeño error en la rutina del show y la elefanta es castigada hasta hacerla gritar del dolor, agotada cae al suelo ensangrentada.
Lo anterior son escenas de la película Water for elephants o Agua para elefantes (2011). En ella se presenta además de una historia de romance e intrigas, la difícil experiencia de Rose, una elefanta que es maltratada casi a diario por su compulsivo y malhumorado comprador. Al ver el largometraje reflexioné que en ese filme solo se muestra una parte del cómo los animales circenses sobreviven en las jaulas bajo una carpa para luego ser usados y así ser capaces de entretener a las personas.
El maltrato animal es uno de los problemas sociales que a diario indigna alrededor del mundo, no obstante son pocas las personas y organizaciones no que toman la iniciativa de hacer la diferencia para estos también seres vivos.
El año pasado la actriz mexicana Kate del Castillo, se unió a la organización PETA Latino para convertirse en vocera contra el maltrato de los animales dentro de los circos. Para generar consciencia Kate, en un video de casi cuatro minutos, habla y muestra imágenes sobre cómo son explotados y humillados los elefantes, por ejemplo. Las imágenes le fueron facilitadas a Kate por PETA Latino, quienes a su vez las recibieron de un ex trabajador del circo un Ringling Brothers, y en este se puede observar la explotación hacia algunas especies para que sean capaces de ejecutar un show extraordinario en público.
Eso no es todo lo que ocurre en la industria circense, pero cuántas veces no hemos visto en las redes sociales perros y gatos que son maltratados o que han sufrido de abandono y viven desahuciados en las calles de nuestras ciudades por no tener quién les ayude.
O ¿qué hay de los conejos Angora, con cuyas pieles hacen los tan codiciados y costosos suéteres de Angora? Peta Latino en otro video muestra cómo estos conejos son sometidos en granjas industriales, donde les arrancan la piel a carne viva sin remordimiento alguno, tanto que estos animales entran en una etapa de shock luego de gritar y gemir hasta el cansancio del dolor. Al crecerles de nuevo la piel, el proceso se repite.
En El Salvador Urban Dog Sanctuary, una organización sin fines de lucro firmó en el mes de marzo de este año un convenio con la alcaldía de la capital, San Salvador, para comprometerse a combatir el maltrato de los animales en el área metropolitana, para ello el Cuerpo de Agentes Municipales, CAM, serán los encargados de vigilar que no se dañe la integridad de los animales en las calles.
La acción además es un llamado para que otras organizaciones nacionales e internacionales se sumen y consolidar una cultura de cuidado animal. Quien incumpla con esta nueva norma, será sancionado. El reducir, y por qué no anular el maltrato animal no es solo un sueño, sí puede lograrse y para eso no basta solo con adoptar o sentir lástima por perros o gatos que vemos a diario deambular por las calles con llagas y en sus pieles y nudos en sus pelajes.
Para hacer la diferencia hay que comenzar con concientizar a las personas dentro de los hogares, ahí donde su mascota las espera ansioso y efusivo de que vuelvan a casa.