La política exterior de un país no es un juego. No importa si es una potencia o un país en vías de desarrollo, la calidad tanto del equipo diplomático como de las decisiones que se toman todos los días son de suma importancia para sus ciudadanos.

Cuando se realiza un trabajo a medias, sin orientación y basado en intereses particulares o sin pensar en los efectos y las consecuencias de las decisiones que se llegan a tomar, se pueden llegar a presentar problemas tanto a medianos como a corto plazo.

La incapacidad de responder de forma eficiente ante un desastre natural y la reacción tardía ante los abusos de separación de las familias de los inmigrantes, son evidencias del nulo o poco interés que se tiene desde cancillería para trabajar. De qué puede servir una relación tan abierta y amigable con Israel si no se puede priorizar la defensa de los derechos humanos de los mismos habitantes ante prácticas de EEUU hacia  los inmigrantes.

Las constantes muestras de apoyo y el continuó respaldo por parte una serie de miembros de la casa blanca, como senadores y congresistas de EEUU parecieran ser una serie de llamadas de atención hacia el gobierno (que hasta parecen regaños) sobre muchas de las posturas que está tomando el gobierno de Guatemala, sobre el trabajo de la CICIG.

El anteponer los intereses personales y los intereses de otros sectores sobre las relaciones diplomáticas pareciera ser una constante en la toma de decisiones por parte del gobierno.

La búsqueda de la expulsión de personal diplomático por parte de cancillería o el cambio de Embajadores que realizan acciones que ellos consideran como injerencia en los asuntos del Estado es un ejemplo de ello.

Dentro de los últimos acontecimientos, el retiro de 20 agentes de la policía para la protección del personal de la CICIG representa en un primer punto, el incumplimiento de uno de los artículos que se encuentran en el mandato y que el gobierno se comprometió a cumplir. Por otra parte, forma parte de una serie de acciones que se han estado llevando a cabo desde el ministerio de Gobernación, que buscan debilitar y obstaculizar el trabajo de la comisión.

Antes de ser personal de la CICIG, es también personal diplomático asignado al país por parte de la ONU. Y por supuesto, cualquier daño a su integridad puede llegar a resultar en un problema diplomático serio.

Además, el trabajo que el personal de la comisión está realizando no es una cuestión de asistir a cócteles o tomarse fotos en los eventos sociales (como muchos de los diplomáticos guatemaltecos están acostumbrados).  Sino que están llevando a cabo una serie de investigaciones que son de alto impacto y que, obviamente, los individuos a los que se les están investigando ven como una amenaza constante.

No estoy afirmando que el gobierno esté ligado a las personas que consideran las investigaciones de la CICIG como amenazas (por el momento) pero, muchas de las decisiones tomadas desde gobernación están orientadas a debilitar el trabajo que la comisión está realizando.

El problema más grande de las decisiones tanto de cancillería como de gobernación reside en el hecho de que no se trata de una institución que es parte del Estado guatemalteco y tampoco es personal que el gobierno asignó, y que por lo tanto pueda rotar o manejar a su antojo. Existen protocolos, convenios y formas básicas de hacer las cosas cuando se trata de personal diplomático asignado al país.

El tomar las relaciones diplomáticas como una herramienta más para cuidar las espaldas de muchas personas dentro del Estado y afuera de este, puede llegar a provocar una serie de problemas (y hasta conflictos) que el gobierno actual no está ni preparado ni dispuesto para lidiar.

Las relaciones internacionales tienen una complejidad y una importancia especial dentro de la forma como se desarrolla el gobierno. No se trata de reuniones sociales y de hacer lo que sea para bloquear o cubrirle las espaldas a otros afuera del Estado.

Se trata desarrollar una política exterior que se dedique a cuidar y mantener de la mejor manera las relaciones diplomáticas, siempre priorizando los intereses que beneficien al país.

Pero ni modo, eso sucede cuando se contratan diplomáticos con aspiraciones de verse bien en la foto, sin darle la prioridad a los profesionales que se forman y que entienden la complejidad de las relaciones internacionales.

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