Uno de los peores aspectos (y son muchos) del gobierno de Jimmy Morales, fue su política exterior. Este gobierno utilizó al Ministerio de Relaciones Exteriores para objetivos que fueron más allá que la “protección de la soberanía” o el desarrollo del país.

Se enfocó en cumplir caprichos de las élites que viven de la impunidad  y empleó su personal y capacidades, para cumplir con la expulsión de la CICIG. Además, sin políticas claras ni posturas coherentes, busca al final de este gobierno, encontrar formas de no ser procesados.

La obsesión con la CICIG sin importar las consecuencias

La constante obsesión por parte de este gobierno para terminar con la CICIG, provocó el deterioro de las relaciones diplomáticas con los países que apoyaban a la comisión, conocido como G13. Más allá de encontrar caminos apegados a la negociación y el derecho internacional, llevaron a cabo acciones que buscaban intimidar y, de alguna u otra manera, demostrar el “control” y la “autoridad” sobre la “soberanía del país”.

Realizó una serie de acciones para intimidar y limitar para terminar con la CICIG, sin tomar en cuenta todas las consecuencias:

Claramente este conjunto de acciones dañó y sigue dañando las relaciones que se tienen con los órganos internacionales y los países cooperantes en el país. Su afán por expulsar a la CICIG, llevó a este gobierno actuar sin importar las consecuencias.

Una Política Exterior Incoherente

Guatemala forma parte del Grupo de Lima, un conjunto de países que se reúnen para encontrar salidas a la crisis en Venezuela. Entonces, si la posición como gobierno es condenar las constantes acciones autoritarias y las violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela, ¿La posición sobre el caso de Nicaragua tendría que ser la misma, no? Bueno, en el caso del gobierno de Ortega, prefieren tomar las cosas a la ligera.

En agosto del 2018 el gobiernos de Guatemala se abstuvo de votar en la Organización de Estados Americanos (OEA),  para la creación de un grupo de trabajo que apoyaría el diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas en Nicaragua. El gobierno tomó la misma posición en la 49 asamblea de la OEA a principios de este mes, cuando se estaba votando sobre la creación de una comisión para buscar salidas a la crisis. Guatemala fue el único país del Grupo de Lima que se abstuvo de votar sobre esta medida en la asamblea.

Por lo tanto no tiene posiciones claras sobre temas que tienen que ver con el respeto a los Derechos Humanos, y se refleja en otra serie de incoherencias que se han desarrollado en este gobierno en el tema de migración.

Un gobierno que ignora a los inmigrantes y busca cuidar su pellejo

Jimmy Morales en campaña siempre se promovió como un defensor y representante de los inmigrantes, sin embargo su gobierno actualmente prefiere ignorar la situación de los centros de detención en EE. UU., en donde tienen detenidos a miles de niños.

Desde el año pasado, el gobierno ha decidido dejar a un lado este tema y tomarlo a la ligera. En el 2018, al participar en la Asamblea General de la ONU, Jimmy Morales decidió atacar a este organismo y a la CICIG, que al menos mencionar el problema de la separación de familias en la frontera de EE. UU. La postura continúa a pesar de la muerte de Felipe Gómez Alonso, de 8 años, y Jakelin Caal Maquín, de 7, que murieron a causa de las malas condiciones, al estar en custodia de la patrulla fronteriza de EE. UU.

Congresistas y Senadores de EE. UU. están denunciando las condiciones deplorables en las que se encuentran estos centros de detención. Los testimonios de los miles de niños detenidos en estos centros, relatan una desgarradora realidad en donde ni siquiera su propio gobierno puede denunciar o buscar la garantía de un trato digo.

Sin embargo, para cuidarse las espaldas y lograr algún tipo de trato preferencial cuando abandone el gobierno, Jimmy Morales prefirió negociar un acuerdo en el que Guatemala se comprometida a convertirse en el “Tercer País Seguro” y aceptar refugiados en el país. El viaje para la firma de dicho acuerdo se canceló, debido a una serie críticas y la discusión del tema en la CC.

Lo peor y más aberrante de este acuerdo, es que no buscaba una salida a las condiciones de los niños detenidos, ni evitar acciones migratorias por parte del gobierno de EE. UU. Por el contrario, era un acuerdo para cubrirse las espaldas y agradar a un Trump que su obsesión por el tema migratorio se debe a que tiene una elección que ganar el otro año.

La política exterior de este gobierno es el fruto de un conjunto de diplomáticos y actores, dentro y fuera del gobierno, que quieren seguir viviendo bajo la fantasía del diplomático acomodado, que su única labor es pasarla en cócteles y quedar bien con las élites que me van a garantizar mi impunidad.

La política exterior no es un juego, ni es un tema que tiene que dejarse de lado. Las decisiones que se toman nos afectan tanto a corto como a largo plazo, y pueden llegar a tener consecuencias que nos afectan a todos. Los candidatos a segunda vuelta deben dejar claras sus posturas sobre política exterior y plantearse un panorama en donde les tocará recuperar la confianza de la comunidad internacional.

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