Marianella Mejicano/ Corresponsal /
Todos los días me levanto pensando en qué está mal, en qué momento perdimos el rumbo. ¿Se ha puesto a pensar por qué si los delincuentes saben que matar es delito, lo hacen? Déjeme contarle: por la misma razón que usted, su hijo, su compañero de trabajo o su conocido pasan el semáforo en rojo, ¿por qué lo hace si sabe que está prohibido? Quizás esta comparación sea extremista, pero el delincuente no nace -se hace- y es así como de poquito en poquito se va formando una persona que quiere ser superior a las normas establecidas, un individuo que como dirían muchos ¡qué vivo es!
Hace unos días nuestro país tuvo que cargar con el luto de la muerte del joven Leonel Alejandro Guillén Sosa, un hecho que indignó a muchos. Y como no, una persona más a la lista a la que le fue arrebatada su vida por motivo de asalto. El problema es que buscamos culpables en el gobierno o incluso somos capaces de juzgar al presidente, pero usted ¿ya hizo una evaluación real del caso? De ser así, entonces seguro estará de acuerdo conmigo: este hecho delictivo no fue culpa de los “incompetentes policías”, ni de la “falta de mano dura”, es culpa de los guatemaltecos que quieren ahorrarse un par de “quetzalitos” por comprar un teléfono “de moda”, pero robado.
Si no hay clientes no hay negocio, así de simple.
Con mi comentario anterior, no intento cegarme ante la problemática de la inseguridad en el país, mucho menos defender al gobierno en turno. Mi punto es que usted como ciudadano se dé cuenta que realmente es muy fácil señalar y culpar a los altos mandos del país sin darnos cuenta que los únicos responsables de muchas situaciones somos nosotros; con cosas tan sencillas como ser parte del círculo del delincuente. Pero si usted es firme en su postura y opina que “el presidente tiene la culpa”, le pregunto de forma más directa: ¿Es el presidente quién está comprando un celular robado?
Estoy convencida y soy conocedora de la realidad de mi país. Sé que no estamos bien, pero puedo afirmar que tampoco estamos mal, necesitamos más gente con ganas de cambio, personas con visión que quieran trabajar unidos por el bien común. Hay que ser personas optimistas que vean soluciones y no solo problemas, pero sobre todo lo exhorto a usted a que genere oportunidades al país educando mejores personas. ¿Cómo? Haciendo las cosas bien usted, convirtiéndose en un ejemplo para alguien más. Así, poco a poco nos podemos contagiar todos, no vamos tarde para ver la Guatemala que todos queremos, aún hay tiempo para seguir haciendo historia.
Imagen: Nuestro Diario