Las tormentas políticas que han alterado el clima social en el país en los últimos días, son producto de una serie de eventos que emanan del poder político cuya legitimidad es escasa.
En momentos de tensión social, la prensa juega un papel fundamental para estimular y fortalecer el flujo de información entre la sociedad y las diferentes instancias del Estado. Es decir, la dinámica -se supone- debería ser la siguiente: el político hace, la prensa informa y el ciudadano, con base en la información que se le transmite, forma un juicio. En esa cadena, no deben existir barreras que distorsionen el mensaje. Simplemente, se debe informar lo que sucede.
Aterrizando un poco a la realidad, todos sabemos que el modus operandi del que se le denomina el cuarto poder, es muy distinto.
Lo que se ha podido percibir en los últimos meses es que muchos medios desinforman e incluso, llegan a parecer voceros de diversos personajes, que solo con mencionar su nombre encienden el debate que genera discordia dentro de las personas.
Veamos. La semana cuando Jimmy Morales viajó a Nueva York para reunirse con el secretario de la ONU, se levantó el rumor que el presidente iba a solicitar la renuncia del comisionado de la CICIG, Iván Velásquez. Fue el boom en los medios y lo peor de todo, es que se presentó como noticia y no como lo que era “un rumor”. Estos eran los primeros atisbos de la calidad de prensa que nos esperaba en los próximos días. El resto es historia, si tuviera que seguir citando ejemplos, esta columna probablemente pasaría a dejar de serla para convertirse en un libro.
A mi parecer, es vergonzoso como los distintos medios actúan en nuestro país. Es vergonzoso ver editoriales que parecen informes institucionales. Noticias con redacción atestada de elementos lúdicos y opiniones intrínsecas en el mensaje, titulares que generan morbo, etc.
Probablemente el lector puede pensar que estoy defendiendo al presidente o a los -cuasi- legisladores. Al contrario, simplemente como ciudadano y estudiante de una ciencia social, considero que una prensa que informa de manera objetiva a la población, puede ser un instrumento para fortalecer la formación ciudadana y el criterio sólido de la sociedad. Cuando la información que se brinda a las personas, va cargada de opiniones y posturas políticas, sucede lo que vemos ahora: una sociedad completamente dividida.
Si el lector no me cree, intente poner en duda lo que dice algún medio. Aunque usted tenga fundamentos sólidos y robustos, va a tener a un conglomerado social llamándolo traidor de la patria.
Ojalá algún día esto cambie. Cada día es más evidente que nuestro país necesita una refundación que abarca a todos los sectores. Ninguno se escapa.