Isaías Morales/ Opinión/
Este fin de semana se cumplió un mes de protestas en el país venezolano por el descontento hacia las política públicas, del llamado “gobierno chavista”, y aunque la prensa esté bajo escrutinio y vigilancia sobre sus publicaciones, los ciudadanos han tomado la batuta y han dicho al mundo lo que en realidad acontece.
Después del histórico 12 de Febrero de este año, las organizaciones civiles y sociales le han dado un ejemplo al mundo, pues no han dejado de validar sus derechos como ciudadanos. Un principio fundamental, la Libertad de Prensa, se fundamenta en toda constitución de todo país Republicano y Democrático.
Pero la libertad misma, no tiene obstáculos si una sociedad abre los ojos y no se deja manipular cuando el abuso de autoridad corrompe contra sus garantías individuales y colectivas.
El mal llamado cuarto poder y bien llamado primer servicio, debe constituirse como el brazo de la sociedad, para contarle acerca de las decisiones políticas más importantes. Y no ocurre, cuando a censura es un elemento muy utilizado de modo estratégico, pues la ejecución de todas las leyes es utilizada como conveniencia por los Organismos del Estado.
Ante esto, surge el llamado Periodismo Ciudadano, y prueba de ello se vio en Venezuela, cuando se dio la suspensión de TN24 en ese país y las amenazas reiteradas para retirar a CNN por la desinformación generada, según el mandatario de esa nación.
Las redes sociales, son la plataforma para difundir sin censura, pues durante semanas se han compartido numerosos videos, que dan muestra del incremento de violencia por parte de ambos bandos. Y aunque los reporteros sean señalados de no ser imparciales, la sociedad debe respaldar la labor informativa.
Entre obstáculos y atropellos hacia la libertad de expresión, el deseo incansable por difundir la verdad, está presente en toda convicción del ser humano. No es posible permitir tales injusticias, pues es un mal heredado el hecho de callarse. La prensa no podrá hacer activismo, y también será atacada cuando se señalen las fallas de toda labor pública. Pero los ciudadanos son los más indicados para organizarse y exigir que se cumpla con lo prometido por aquellos funcionarios, quienes demostrarán si su plan de Gobierno, se basó en propuestas o solo promesas vacías.
Las nuevas formas de comunicar, traen consigo la inclusión de la población en los espacios de las agendas noticiosas, porque constituyen la consolidación de anhelado Estado de Derecho. En eso consiste, pues no solo le compete a la prensa el hecho de fiscalizar la labor pública, pues los ciudadanos deben estar alerta ante cualquier anomalía. Ellos deben ser esa alarma que propicie la investigación periodística.
Ejercer Periodismo y Democracia, no es solo función de los profesionales de las ciencias de la comunicación, sino de todos los ciudadanos dispuestos a vigilar y ser protagonistas en medio del vacío informativo.