Desde hace aproximadamente dos meses se respira proselitismo dentro de la Universidad de San Carlos de Guatemala, como si viviéramos aún en la época de la conquista, solo que en vez de espejos de plata nos han querido comprar con café, champurradas y favores políticos en una burda propaganda con tres caras distintas, todas detrás de uno de los puestos más codiciados del país.
La Universidad de San Carlos tiene un rol activo en el país, tiene más de 60 representaciones en el Estado, tiene voz pero sobre todo voto en comisiones de postulación y es la única que puede proponer iniciativas de ley. Estamos en proceso de elegir al profesional que se hará cargo de la rectoría de esta casa de estudios y creo que como estudiantes es sumamente importante que podamos escudriñar cada una de las propuestas y formar una opinión sobre ellas.
En el manual de Organización de la Universidad, se establecen requisitos de formación y experiencia para el puesto de Rector, que son bastante simples. Ser originario de Centro América; ser titulado o incorporado en alguna facultad de la Universidad de San Carlos de Guatemala en el grado de licenciado; haber ejercido la docencia universitaria por lo menos cinco años; estar en el goce de sus derechos civiles; ser ajeno a los actores estatales; ser colegiado activo y contar con una experiencia de cinco años en la ejecución de tareas relacionadas con la administración universitaria.
El Rector representa a la Universidad como autoridad máxima y debe cumplir las resoluciones del Consejo Superior Universitario.
Representa también a la población estudiantil, esa que ya no actúa con indiferencia ni conformismo. Que ya está harta de la línea de sucesión de Estuardo Gálvez, de la corrupción interna, de los intereses de politiqueros transeros y de la ausencia administrativa.
Dentro de los planes de trabajo, figura la reforma universitaria, la implementación de plataformas tecnológicas, solucionar la problemática de la carga vehicular y una que otra idea fantasiosa. Independientemente del candidato por el que tengamos cierta inclinación, vale la pena concientizar nuestra percepción sobre la figura política que tendrá en sus manos el futuro de nuestra Alma Mater y la viabilidad de que se realicen los proyectos que plantean en los volantes que nos reparten día a día.
Claro está que no necesitamos otro Carlos Alvarado Cerezo que pase 4 años dormido, ocupando una silla sin lograr ningún mérito, tampoco necesitamos beneficios a costa de favores políticos y académicos. Lo que realmente necesitamos es respeto y lealtad a nuestra casa, compromiso, verdad y justicia, transparencia administrativa, apego a la ley y una administración intachable. El próximo rector debe saber que toda la comunidad universitaria está dispuesta a fiscalizar su gestión, a exigir el cumplimiento de su deber y a velar por la dignificación de la Gloriosa Universidad de San Carlos de Guatemala.