Si bien este año se conmemora el bicentenario de la Declaración de Independencia de Guatemala, saltan a la vista razones por las cuales no se siente como una celebración. A partir de esto se han desatado contradicciones, controversias y debates sobre dicho tema. Sin embargo, este debe ser un momento de reflexión para cada uno de nosotros,

para quienes amamos a Guatemala y deseamos trabajar por su bien.

Considero que existe gran cantidad de causas de las cuales se deriva la situación actual de Guatemala. El historial de actos de corrupción que ha existido a lo largo de los años, la ineficacia de las instituciones estatales en cumplir con sus funciones correctamente,

la falta de líderes que posean un verdadero interés en mejorar las condiciones del país,

las enormes brechas de desigualdad que se derivan de la falta de recursos y oportunidades para las personas, entre otros aspectos.

Tomando en cuenta lo anterior y analizando un poco más a fondo estas razones, me gustaría compartir la siguiente reflexión, desde un punto de vista más humano.

 

La decadencia y la pérdida de los valores como un pilar fundamental en la sociedad, constituye un factor totalmente influyente en la situación actual de Guatemala.

La falta de empatía, responsabilidad, respeto, conciencia social, honradez y solidaridad, ha generado que se comiencen a normalizar acciones influidas por el egoísmo, avaricia, la inconsciencia e intolerancia, lo cual se ve reflejado en la comisión de actos de corrupción, discriminación, incumplimiento y otros que han afectado a nuestro país desde hace mucho tiempo.

Como guatemaltecos, tenemos la responsabilidad de cambiar esto, de recuperar los valores fundamentales y aplicarlos en todos los ámbitos de nuestras vidas.

Debemos actuar de forma ética, buscando que nuestras acciones sean dirigidas a generar un bien común y no en busca de un interés propio.

Tenemos la responsabilidad de informarnos, de conocer la realidad de nuestro país, con el objetivo de identificar las necesidades y de esta forma buscar y aplicar soluciones efectivas desde nuestros campos de estudio y trabajo. Por último, debemos formar un criterio propio, no dejarnos llevar por las apariencias, sino entender la importancia de cuestionar, indagar y reflexionar para encontrar soluciones.

En fin, me gusta pensar que este momento es un despertar para generar un cambio positivo en Guatemala.

Que nuestra motivación principal siempre sea buscar un bien común, con la finalidad que todos los guatemaltecos vivan una vida digna con las oportunidades de desarrollo integral que merecen y en donde se garanticen los derechos por igual. Debemos ser conscientes que somos el presente y el futuro de Guatemala, que las acciones que realizamos cada día en distintos ámbitos influyen y son la base para hacer la diferencia positiva que tanto deseamos. De esta forma, en el futuro podremos celebrar en la Guatemala que todos deseamos construir.

 

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