Generalmente escribo sobre política, pero esta vez deseo cambiar. Las vacaciones me han dado mucho tiempo para reflexionar y quiero compartir algunas conclusiones a las que he llegado.
El trajín de cada día es agotador, madrugar, comer, revisar Instagram, leer noticias, dormir, y así empieza un nuevo día. Muchas veces vamos tan rápido que no tomamos un tiempo para nosotros mismos, para pensar en lo que aprendimos durante el día, para preguntarnos a nosotros mismo si somos felices, para analizar si vamos por el camino correcto. Vale la pena tomarse un tiempo para pensar en lo que somos, en quién queremos llegar a ser y planear cómo vamos a lograrlo.
Dicen que quien no sabe el lugar de destino siempre llega porque cualquier lugar es adecuado, que los limites los pones tú y que el tiempo perdido hasta los santos lo lloran. ¡Cuanta verdad en cada dicho!
Comparto una de mis frases favoritas que me hace cuestionar el sentido de cada día: “No quiero haber vivido en vano como la mayoría de la gente. Quiero ser útil o llevar alegría a la gente, incluso a las que nunca conocí. Quiero seguir viviendo incluso después de mi muerte” -Ana Frank. ¡Gran ideal pero, cuanta responsabilidad!
La vida es un camino lleno de aprendizaje, con momentos felices y otros que no tanto. No siempre se gana pero, aún cuando se pierde también se aprende. El mundo está lleno de cosas maravillosas que no logramos ver, cada día pasan milagros ante nuestros ojos que por lo rápido que vamos no logramos dimensionar. El mundo está lleno de personas valiosas que debemos valorar más y de oportunidades que hay que aprovechar.
Mientras estaba hace unos día en el mirador de la Torre Latinoamericana yo veía apresuradamente todo queriendo tomar fotos, mi papá me detuvo y me dijo que observará lugar por lugar; así lo hicimos. Ahí comprendí que se trata de pequeños momentos que debemos apreciar con tranquilidad y de experiencias que hay que disfrutar minuto a minuto.
Que la familia es primero, personas van y vienen pero el lazo familiar persiste para siempre.
Que la amistad no se mide por una cantidad de mensajes en Whatsapp, ni por fotos etiquetas en Facebook, la verdadera amistad es la que esta ahí a pesar del tiempo y de la distancia.
Que un paso más para querernos es cuidar de nosotros mismos, de qué comemos y cuánto hacemos para cuidar nuestro cuerpo porque las acciones de hoy repercuten en el futuro.
Que los recuerdos en la mente son más importantes que cientos de fotografías.
Que la vida es pasajera, solo estamos de paso por este mundo y hay que aprovechar cada día al máximo
Que el tiempo es un recurso valioso que nunca regresa, quizá la única cosa que ricos y pobres tienen en igual medida: 24 horas al día.
Que el amor no se demuestra con palabras, son las acciones las que cuentan.
Que sembrar un árbol es una buena manera de preservar la memoria de quienes ya no están.
Que no hay sueños demasiado grandes, no si se convierten en metas y se trabaja con esfuerzo para lograrlas.
Que la herencia más importante que dejan los padres a los hijos son las enseñanzas, los valores y los recuerdos de buenos momentos.
Que nunca es tarde para retomar proyectos de abandonados, que cuando se quiere se puede y la edad no es un obstáculo.
Que en las redes sociales cada quien muestra lo que otros quieren que vean, que se puede fingir la perfección pero detrás todos somos personas reales con sentimientos, emociones, defectos y habilidades.
Que con compañía el camino se siente más ligero, que solos no somos nada y aunque cueste trabajo es necesario cooperar.
Que el refrán: “La felicidad no se compra con dinero” es la frase que los ricos dicen para que los demás no lleguen a ser como ellos.
Que viajar te abre la mente, te cambia la forma de ver el mundo y de apreciar la vida.
Que no hay que tener miedo de decir lo que pensamos, podemos no congeniar con todos pero cada idea es valiosa.
Que es necesario crecer, salir de nuestra zona de confort e intentar cosas nuevas. Iniciar un proyecto personal, empezar a ir al gimnasio, tomar una clase nueva, aprender un instrumento, una a la vez o todas al mismo tiempo; lo importante es feliz con lo que se hace.
Que el éxito es un término subjetivo, la felicidad es difícil de definir y la vida no es una competencia. Cada quien va a su tiempo, a su ritmo y a su modo.
Dejemos de ver qué tan rápido corre el otro y centrémonos en si nosotros vamos por el camino correcto; solo así se encuentra la verdadera satisfacción. Insisto, es necesario tomarse un tiempo con uno mismo, para reflexionar, para soñar, para llorar, para reír y para trabajar por aquellas cosas que nos hacen sentir plenos.