Karen Ponciano/

El pasado domingo 1 de abril muere, en medio de un segundo juicio por genocidio, Efraín Ríos Montt, quien fuera líder de la Iglesia evangélica Verbo en la Guatemala de los años ochenta. Ese mismo día, en Costa Rica, se elige como presidente a Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana, luego de una reñida contienda electoral frente a un predicador evangélico, político advenedizo, Fabricio Alvarado, cuya agenda estaba basada en la promoción abierta de un conservadurismo religioso en asuntos de interés social y estatal. Una y otra noticia no tendrían vínculo alguno, si no fuera por una conexión sutil: cómo se ha inscrito la lectura de la relación entre religión y política en Centroamérica, a partir de la tendencia creciente en la región de la participación de políticos de confesión evangélica (neo) pentecostal que inicia con Ríos Montt.

Es importante notar que la reconfiguración religiosa ha sido un proceso que pone en cuestión los esquemas simplistas de la asociación a priori entre el crecimiento de las iglesias evangélicas, la guerra y la inestabilidad social. Ese es quizás uno de los retos más grandes que se tiene al abordar estos fenómenos: evitar las explicaciones arbitrarias y reduccionistas de la circulación de símbolos y discursos religiosos en la política.

Los datos son un indicativo de la necesidad de revisar las herramientas de análisis y la conceptualización en torno a la relación entre religión y política, evidencian vacíos explicativos. En este pequeño blog divulgativo, avanzo solamente las siguientes estadísticas[1],

  • Según PROLADES (Programa Latinoamericano de Estudios Sociorreligiosos), en 2012, se calculaba que el 63.4 % de los costarricenses estaban afiliados a la Iglesia Católica, el 22,9% a las iglesias protestantes y evangélicas, el 3.6% a otras religiones y el 10.1% sin afiliación religiosa o no contestaron a la pregunta.
  • En Guatemala, Lemus (2015), con base a las Encuestas de LAPOP[2], en 2014, la adscripción religiosa se dividía en 48.4% de católicos, 42 % de cristianos no católicos, 1.2% de otras religiones, 7.2% ninguna religión y 1.2% no sabía o no respondió.

Estos datos no pueden entenderse sin considerar que las recomposiciones en el ámbito religioso adquieren sentido en el contexto de transformaciones sociales y políticas en cada país y en la región.

En casos como Guatemala, se ha transitado de la guerra civil y el autoritarismo hacia la política competitiva, lo que ha atraído a las iglesias hacia el espacio público en nuevas formas[3]. Esto es una veta explicativa del fenómeno de crecimiento de las iglesias evangélicas y de la implosión de símbolos religiosos en la política, pero no es suficiente. Tampoco es una explicación útil para otros países de la región, como Costa Rica, que no ha atravesado por una guerra en su historia reciente. Las estadísticas podrían dar a entender que el paulatino crecimiento de las iglesias evangélicas le dio un empuje a la campaña de Fabricio Alvarado. Sin embargo, esta explicación no permite ver las distintas aristas del fenómeno de apoyo a la agenda impulsada por Alvarado. Fuentes Belgrave (2015) demuestra, a partir del análisis de encuestas y grupos focales, que, en temas como el aborto, la homosexualidad o la influencia de los líderes religiosos en la vida de los feligreses, incluyendo su participación política, los datos no difieren sustancialmente entre católicos y evangélicos practicantes[4]. Este es un dato que explicaría la raigambre del voto conservador. Otro tema para considerar es la relación histórica entre Iglesia y Estado en los países de la región, relación que no es equiparable entre Guatemala y Costa Rica, por ejemplo.

Finalmente, señalo la importancia de distinguir las diferentes experiencias sociohistóricas de participación en el espacio político de los feligreses y feligresas, desde la conformación de partidos hasta la constitución de frentes/ movimientos sociales, transitando por modelos de «laicidad/moral cívica» (un caso en Guatemala es el del colectivo Humanistas Seculares). Efectivamente, lo religioso está presente de una u otra manera en lo público e interactúa con lo político de distintos modos.

[1]  Dary y Bermúdez (2013), Garrard-Burnett (2009,2013), Gooren (2001), Cal (2012) y García Vettorazzi (2017), por mencionar algunos.

[2]Fuentes: Lemus (2015) y PROLADES (2014)

Para el trabajo de Lemus (2015), se utilizó las bases de datos de los años 1993, 1997, 2004, 2010, 2014 de LAPOP (Proyecto de Opinión Pública para América Latina)

[3] Levine (2009).

[4] En su trabajo, ella distingue estadísticamente a católicos practicantes de los católicos no practicantes, a evangélicos practicantes de los evangélicos no practicantes. Las estadísticas pueden consultarse en el estudio en cuestión.

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Manifestaciones ciudadanas

30 de mayo 2015

Referencias bibliográficas

Cal, J. (2012). La Iglesia católica en Guatemala después de la reforma liberal: continuidades e incertidumbres de una recuperación, 1879-1931. En D. Díaz y R. Viales, Independencias, estados y políticas(s) en la Centroamérica del siglo XIX. Las huellas históricas del bicentenario. San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, Universidad de Costa Rica.

Dary, C. y Bermúdez, Á. (2013). Capítulo: “Guatemala, Mayor compromiso con la transformación social: un desafío pendiente de los movimientos pentecostales y carismáticos en Guatemala”. El Salvador: IUDOP-UCA.

Fuentes Belgrave, L. (2015). La tibieza de quien peca y reza. Cambios en las creencias religiosas en Costa Rica. San José: Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, Universidad Nacional de Costa Rica.

 García Vettorazzi, M.V. (2017). Recristianización, Anticomunismo y Justicia Social. La Iglesia Católica y la Cuestión Indígena en Guatemala, Décadas de 1940 a 1960. Revista Sendas. 4(4). 29-64.

Garrard-Burnett, V. (2009). [1998 University of Texas Press]. Vivir en la Nueva Jerusalén: el protestantismo en Guatemala. Traducción de Ronald Flores. Guatemala: Editorial Piedra Santa.

—— (2013) [2010 Oxford University Press] Terror en la Tierra del Espíritu Santo. Guatemala bajo el Gral. Efraín Ríos Montt, 1982 – 1983. Traducción Ronald Flores. Serie autores invitados, no. 23 Guatemala: AVANCSO

Gooren, H. (2001). “Reconsidering Protestant Growth in Guatemala, 1900-1995”. En: Holy Saints and Fiery Preachers: The Anthropology of Protestantism in Mexico and Central America. James W. Dow and Alan R. Sandstrom (eds). Westport, CT: Praeger, 160-203.

Lemus, L. (2015). Perfiles y tendencias del cambio religioso en Guatemala. Comparación del cambio religioso interanual. Informe de investigación. Guatemala: IIHR-URL.

Levine, D. (2009). The future of Christianity.  The Journal of Latin American Studies, 41 Cambridge University Press, 121-145.

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