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Nicolás Martínez/ Opinión/

Cuando un medio de comunicación, no necesariamente informativo, pero también artístico, es apreciado desde el punto de vista del espectador, es muy fácil reclamar un derecho sobre poder ser provisto de contenido de una forma ética, profesional, estructurada, llamativa, breve, variada, personalizada, inmediata, sensible, extensa, constante, moral, real, imparcial, apta para niños, etc, etc.

Esto indica que el espectador espera del periodista cualidades, que solo suelen reservarse a deidades de las más contemporáneas.  Sin embargo, analizándolo todo desde un punto de vista que entiende la responsabilidad social del periodista como algo ético o moral (lo cual voy a hacer, para administrar tiempo y espacio), es fácil darse cuenta de que estamos lidiando con algo desastrosamente subjetivo, por lo que solo voy a cuestionar, sumando las palabras, esta oración de forma casi aislada, en vez de opinar al respecto.

Empezando por responsabilidad (luego de revisar varias definiciones concreté una propia). Esta es designada como un código de conducta que es seguido de manera que se responde por las acciones individuales y por sus consecuencias. Algún día me gustaría hacer un ensayo solo de esta palabra. La responsabilidad como concepto estricto, entonces dicta que se deben aceptar las consecuencias de cualquier acción o falta de, que uno provoque.

Pero lo curioso es que no menciona ningún tipo de moralidad, contrastando con el entendimiento popular del hombre responsable, que es aquel que procura pensar sobre sus acciones éticamente para evitar desastres y conflictos. Pero según la definición, podríamos recurrir a la falacia del “hombre de paja”, y decir que alguien responsable podría ser aquel que mate a una anciana, y lo admita abiertamente y acepte su castigo, sin sentir absolutamente nada en su corazón.

El tema de Responsabilidad social, por otra parte, es todavía más complicado. De nuevo, complementando conceptos fríos, estas palabras designan al compromiso, cargo u obligación que (de nuevo, territorio moral, pura estricta norma social) tienen los miembros de una sociedad, entre ellos y con la sociedad en conjunto. Aquí sería práctico abandonar el concepto frío de responsabilidad, no tengo tiempo ni espacio, incluso cuando en este punto estoy usando ya un tamaño de fuente de solo 10 (lo siento, malo en síntesis).

Pero solo pregunto, ¿qué sería responsabilidad social? ¿Sería matar a alguien que amenaza la estabilidad social? ¿Sería abandonar mis propios intereses, incluyendo mis seres amados, a su suerte por el bien de la sociedad? ¿Sería provocar caos y la destrucción inmediatos de la sociedad actual, para un lejano futuro mejor o aceptar los problemas para proteger a los miembros de una sociedad actual corrupta? Estas palabras implican una doble responsabilidad, a la sociedad y a sus miembros. ¿Qué tal si no me gusta la sociedad, tengo el derecho de afectar a sus miembros?

Todo esto nos lleva a la RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL PERIODISTA, algo completamente diferente. Cuando se dice esto, obviamente, la mayoría se refieren a la necesidad de que los que controlan los periódicos sean imparciales y morales (no éticos), con la información que manejan y divulgan. Pero sabemos muy bien que muchas veces va contra los intereses de algunos, la imparcialidad y la “verdad”. ¿Sería la responsabilidad del periodista ir en contra de aquellos que quieren controlar la información? ¿Qué tal si esto produce disturbios, muertes o guerras? ¿Tomaría el periodista la responsabilidad por el dolor y la muerte que haya sido (correcta su acción o no) producida por su necesidad de decir una verdad necesariamente subjetiva? Decir la verdad de los buenos, para ayudar a los malos es una acción subjetiva y moral. También lo es decir la verdad de los malos para ayudar a los buenos, e incluso lo es decir las dos para ser imparcial.

Pero falta una palabra, Guatemala. Guatemala, con sus propios problemas sociales, uno de los cuales es la corrupción, y los medios de comunicación no se escapan. ¿Debería decir lo que creo que es correcto, que me despidan, y me muera de hambre por la imparcialidad? Suena muy poco estratégico, y probablemente no logre mucho. Pero una de las mayores preguntas siguen siendo si siento esta responsabilidad en primer lugar, y si me empeño en mantenerla viva, a pesar de que eso signifique un proceso vitalicio y extenuante. Para terminar, para mí, la responsabilidad social del periodista sería: leer mucho, explorar mucho, preguntar mucho, cuestionar mucho y opinar poco, luchar por conservar la empatía, escoger las batallas, y el resto del tiempo, escribir, escribir y escribir.

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