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Mario Majano/ Corresponsal/ Opinión/

Porque todos nos vemos involucrados en el estrés de los exámenes finales o entregas de proyectos, decidí que deseaba verlo desde una perspectiva menos interna, así que me olvidé por un rato de mis propias preocupaciones y me dediqué (como todo buen comunicador) a escuchar las diversas conversaciones que ocurren en los pasillos de la universidad.

Es impresionante la cantidad de información que se puede recolectar en un solo receso de 40 minutos.

Tantas conversaciones e innumerables ideas acerca de un mismo tema: las zonas. ¿Quién no ha estado preocupado por sus zonas? ¿O le ha pasado por la cabeza la frase creo que me voy a echar esa clase? Lo curioso es que ahora comprendo esa situación porque por primera vez en mi vida, sucedió y me hizo pensar que antes de saber si se debe retirar (botar) una clase dentro de la Universidad Rafael Landívar, hay que pensar en que existen varios factores decisivos para hacerlo.

1. Factor económico: Ciertamente, el gasto que conlleva optar por el retiro académico de una clase afecta a quien costea la educación del estudiante; sin embargo, independientemente si es el estudiante mismo u otra persona, finalmente la decisión depende de él. Es un problema económico porque botar un curso es pagar por cursar algo que aparentemente nunca se tomó, de acuerdo al registro en el historial del estudiante.

2. Factor social: No podría hablar por todas las personas en general, ya que no todos tienen los mismos pensamientos, expectativas o metas en cuanto a los estudios. Sin embargo, puedo contrastar dos realidades que son las más frecuentes: hay a quienes les es humillante que se enteren que llevan un mal promedio en una clase, por lo tanto dejan de asistir a ella para que no quede marcada en su expediente; y por otro lado, vemos a aquellos que no parecen mostrar vergüenza alguna, al admitir que no dieron el ancho para aprobar el curso – del cual hasta se “enorgullecen”- o culpar a quien lo impartía por su falta de habilidad para enseñar u otras excusas que se utilizan para evadir la responsabilidad de haber fallado.

3. Factor académico: Dentro de los anteriores puntos tratados se involucra este último porque, probablemente yace aquí, la variable que puede definir por completo la decisión que tomará el estudiante respecto a sus clases. Varían los factores entre universidades, pero se debe evaluar varios aspectos antes de llevar a cabo una decisión. En primer lugar, saber si es posible aprobar el curso, cuál sería la nota máxima con la cual es posible pasar; y por último, saber si vale la pena ganar con esa nota y la forma en que afectará al promedio de las calificaciones acumuladas de los cursos previamente aprobados.

Para sintetizar, no siempre botar un curso es la peor opción, pero estudiar desde un principio es por mucho la mejor, te evita estar en la incertidumbre de si se aprobará o no y por supuesto, tener una beca de estudio y pensar en esta alternativa (botar el curso), no es siquiera una opción.

Imagen: www.misclasesparticulares.cl

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